Además, los científicos desarrollaron un experimento que le permitió a alguna gente sentir la cercanía de un “fantasma”.
SITUACIONES EXTREMAS
Las historias de fenómenos paranormales abundan y los relatos de apariciones invisibles se producen con bastante frecuencia.
“La sensación es muy vívida. Sienten que hay alguien pero no pueden verlo. Siempre es como una presencia”, explica Giulio Rogningi, del EPFL.
Es muy común en aquellos que experimentan condiciones extremas, como los montañistas o los exploradores, y en las personas que padecen condiciones neurológicas, añade.
“Lo que resulta sorprendente es que generalmente dicen que la presencia replica los movimientos que ellos hacen o la posición en la que están en ese momento específico”.
“Es decir, si el paciente está sentado, sienten que la presencia está sentada. Si están parados, la presencia está parada”, comenta Rogningi.
UN FANTASMA EN LA HABITACIÓN
El equipo hizo un escáner cerebral a 12 personas con desórdenes neurológicos que habían experimentado en el pasado la sensación de estar al lado de un fantasma.
Descubrieron que todos tenían alguna clase de daño en las partes del cerebro asociadas con la conciencia de uno mismo, el movimiento y la posición del cuerpo en el espacio.
En otras de las pruebas, los científicos usaron a 48 voluntarios sanos que no habían experimentado la sensación de estar acompañados de una presencia y los sometieron a un experimento para alterar las señales neuronales en estas mismas regiones del cerebro.
Primero les vendaron los ojos y luego les pidieron que manipularan un robot con sus manos.
A medida que lo hacían, un robot iba trazando los movimientos exactos en la espalda de los voluntarios.
Cuando los movimientos en la espalda y al frente de los voluntarios tuvieron lugar al mismo tiempo, los voluntarios no sintieron nada extraño.
Pero cuando hubo una demora entre ambos movimientos, un tercio de los participantes dijo sentir que había una presencia fantasma en la habitación. Otros dijeron haber sentido hasta cuatro apariciones.
Dos de los participantes hallaron esta sensación tan extraña que pidieron parar el experimento.
REPRESENTACIONES UNIFICADAS
Los investigadores dicen que estas extrañas interacciones con el robot cambian temporalmente la función cerebral en las regiones asociadas con la conciencia de uno mismo y la percepción de la posición del cuerpo.
El equipo cree que cuando la gente siente una presencia fantasmal, el cerebro se está confundiendo: calcula mal la posición del cuerpo y lo identifica como si le perteneciese a otra persona.
“Nuestro cerebro posee varias representaciones de nuestro cuerpo en el espacio”, explica Rognini.
“En circunstancias normales, puede componer una percepción unificada del yo a partir de esas representaciones”.
“Pero, cuando este sistema funciona mal a causa de una enfermedad –o en este caso, por la acción de un robot– esto puede a veces crear una segunda representación del cuerpo de uno, que ya no percibe como ‘yo’ sino como otra persona, una ‘presencia’”.
Los investigadores creen que el estudio puede ayudar a entender mejor condiciones neurológicas como la esquizofrenia.