Salman Khan parte de la idea de que cada individuo es único y que, por lo tanto, tendrá ritmos de aprendizaje distintos. De esta manera, plantea que la educación formal debería tener una dinámica distinta, opuesta: los estudiantes toman las clases en sus casas con videos filmados por los docentes y hacen las tareas en el aula. El objetivo de esta novedosa modalidad es que si los chicos aprenden en el hogar, pueden retroceder la lección cuantas veces quieran y luego, en el aula, hacer todo tipo de preguntas para resolver los ejercicios.
Este hombre nacido en Nueva Orleans, de madre india, padre bangladeshí y familia económicamente modesta, cuenta con su propia experiencia para sostener esta idea: en 2004 su prima Nadia estaba pasando un mal momento con las matemáticas. Los separaba casi un país entero de distancia, Nadia vivía en Nueva Orleans y Khan en Boston. Pero esto no lo detuvo y comenzó a darle lecciones por teléfono. La chica notó que el método de Khan funcionaba y se lo contó a sus amigos: Khan terminó dándoles clases virtuales a más de quince estudiantes.
Como el teléfono no resultaba, probó con videos de Skype y finalmente aterrizó en Youtube.
Según Khan, la escuela tradicional “te castiga por experimentar y fracasar”. En cambio, su método de estudio hace hincapié en la prueba y error: “Subite a la bici y caete. Hacelo por el tiempo que sea necesario hasta dominarla (…). Si dejás que el alumno trabaje a su ritmo, de repente empieza a interesarse y a evolucionar.”
Los videos eran efectivos y se hicieron populares. Más de 100.000 personas seguían las lecciones de álgebra y aritmética. “Mi hijo de 12 años tiene autismo y le costó mucho la matemática. Intentamos todo, vimos todo, compramos todo. Nos cruzamos con su video de decimales y lo entendió”, es uno de los tantos testimonios que se leen en los comentarios.
Cinco años después, Khan, que había estudiado ingeniería electrónica en Harvard y en el Instituto Tecnoloógico de Massachuset (MIT), le propuso a su mujer consolidar el proyecto de una academia online y gratuita para todo el mundo, invirtiendo todos sus ahorros en ello. “Démonos un año a ver si encontramos financiación”, cuenta que le comentó a su esposa, quien accedió a acompañarlo en la utopía.
Actualmente, la Khan Academy funciona en varios idiomas, tiene millones de usuarios –tanto de estudiantes como de profesores que utilizan las herramientas diseñadas especialmente para ese rol- y acaparó generosas donaciones de magnates como John Doerr, Bill Gates o el gigante de Internet, Google.
Vale aclarar que la academia no persigue fines de lucro.
Para acceder al sitio web de la Academia Khan haz click aquí.
(Fuente: «Un profesor con más de 26 millones de alumnos»)