Es normal que los niños tengan curiosidad por todo y metan cosas en sus bocas constantemente. De hecho, tampoco es nada extraño verlos oliendo o tocando cosas que incluso podrían resultar ser peligrosas para ellos. Es mera curiosidad. Sin embargo, hay ocasiones en las que lamentablemente no podemos mirar lo que están haciendo y los bebés pueden ingerir cosas que afectan a su salud… o su olor, como le pasó a la hija de una joven madre.
Katerina Getsevich, una joven madre de 30 años, tiene una pequeña hija de sólo 18 meses llamada Accurisa. Un día Katerina estaba con la bebé cuando notó un olor extraño, pero sólo creyó que se pasaría al bañarla. Y no fue así, el mal olor duró semanas y semanas y Katerina no lograba entender qué pasaba, así que decidió llevarla al doctor para descubrir el origen del hedor.
Una vez ahí el doctor la examinó y notó algo extraño dentro de su nariz. Cuando lo vio no podía creer lo que era: un pedazo de esponja podrida. La madre quedó impactada.
Según informó The Sun, nadie esperaba que había algo en su nariz. De hecho, creían que tenía un resfriado porque estornudaba y sentía congestión. Sin embargo, las cosas comenzaron a empeorar y Accurisa tenía secreciones verdes, lo que provocó que su madre la llevara al médico de inmediato. Ahí le recetaron antibióticos para combatir el supuesto resfrío. Pero nada sirvió.
Cuando Katerina llevó nuevamente a su hija al médico, porque las complicaciones seguían, ahí descubrieron la esponja podrida dentro de la nariz.
“Ella olía como a pus putrefacto. Con una pinza lograron sacarlo poco a poco y se dieron cuenta de que realmente era una esponja”
-Katerina Getsevich
Nadie sabe con certeza cómo llegó a su nariz la esponja. Eso sí, Katerina pondrá una denuncia contra el hospital por el mal actuar de los médicos. Por otro lado, los doctores que examinaron a la pequeña le ofrecieron disculpas por el mal servicio.