Si estás enamorado de un amigo, tienes que leer esto

  Ella está sentada en el sillón, como siempre

Si estás enamorado de un amigo, tienes que leer esto

Autor: Estefanía González

Clueless

 

Ella está sentada en el sillón, como siempre. Él se acomoda a su lado y cambia de canal para molestarla, como siempre. Ella no sabe cómo reaccionar. Desde que notó que sus sentimientos por Josh iban más allá de la amistad, no tiene idea de qué manera comportarse. Toda su estructura en relación a su medio hermano se vio desbaratada.

Quitándole el elemento incestuoso, la escena de Clueless es un buen ejemplo de lo que las personas atraviesan cuando se enamoran de sus amigos.

En primer lugar, es importante tener en claro que no responde a ninguna patología autodestructiva, así que no hay que torturarse con cosas como: “¿Por qué? ¿Por qué me pasa esto a mí? ¿Por qué en vez de tener sentimientos románticos por cualquier hijo de vecino me enamoro de un amigo?”.

Es algo absolutamente normal. Si nos detenemos a pensar, esa persona te conoce, te acompaña, te hace reír y es con quien mantienes charlas entretenidas y profundas. Compartes intereses y si no, al menos sostienes agitadas discusiones. Es todo lo que te mantiene alejado del tedio que a veces implica estar vivo.

Por otro lado, no deja de ser saludable conceptualizar las relaciones desde una visión menos estricta. Es decir, las categorías que definen los tipos de vínculos no tienen por qué ser estancas. De hecho, en un mismo vínculo puede caber más de una relación.

Por ejemplo, tu hermana mayor puede cumplir también un poco el rol de madre o el de mejor amiga. Y esto es aún más claro con el paso del tiempo: una misma persona pudo haber sido tu amante, luego tu compinche, luego tu amigo, luego tu novio… Las posibilidades son infinitas.

El tema es no saber qué sucede por la cabeza y el corazón de la otra persona. Y allí comienzan los interrogantes: “¿Qué pasa si le declaro mi amor y me rechaza? ¿Qué pasa si le declaro mi amor, comenzamos una relación y luego no funciona?”. El conflicto radica en elegir entre poner o no en riesgo la amistad.

La respuesta solo la tienes tú. Puedes evaluar cuán sostenible es la situación de la manera en que está dada ahora. Si te aguantas un tiempo más hasta que se te pase eso que sientes o si es un amor que llegó para quedarse.

En el segundo de los casos, es necesario tomar cartas en el asunto, sobre todo si estás perdiendo la cabeza cada vez que te llegan sus invitaciones y te debates entre cuáles serán sus intenciones o –peor- si te usa de confidente y sabes con detalle todas sus aventuras amorosas y sexuales.

Decir la verdad es difícil y tal vez no obtengas la respuesta deseada. Pero al menos te sentirás libre y dejarás asentada cuáles son las reglas de juego para que no haya lugar a confusiones posteriores. Si realmente te aprecia, usará esta información para cuidarte de situaciones dolorosas y te dará el tiempo y el espacio suficiente para que vuelvan a reconstruir la amistad.

También puede suceder que su reacción te sorprenda y tu historia tenga un final feliz digno de una película de Hollywood. Nunca se sabe. Como dije, las posibilidades son infinitas.

 


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