Las clásicas rayas blancas presentes en una pechuga de pollo son el resultado de un trastorno muscular que afecta el crecimiento de las aves, situación que altera el valor nutricional de la carne cuyo mayor contenido es grasa.
A raíz de esta intervención se reduce considerablemente la cantidad de proteína en el pollo aumentado la grasa en un 224% lo que puede ser sumamente perjudicial para la salud, según un estudio realizado por el grupo animalista Compassion in World Farming (CIWF), publicado en Italian Journal of Animal Science.
Es necesario destacar que la investigación fue respaldada por otro estudio publicado en Poultry Science, donde se llegó a la misma conclusión según consigna la revista Marie Claire.
“Aunque las causas específicas de los trastornos musculares como las rayas blancas todavía se están investigando, la gran mayoría de los estudios realizados hasta ahora han encontrado una correlación entre el crecimiento rápido, la búsqueda de más peso en pollos, el mayor rendimiento de la pechuga y el desarrollo de miopatías en pollos de engorde”, explicó la CIWF.
La Universidad de Arkansas y Texas A & M realizó un sondeo a 285 aves en el año 2016. En la investigación se identificó la anomalía mencionada en el 96% de los casos. Según explicaron, las estrías blancas del pollo impiden la correcta absorción del marinado y la cocción de la carne.
El trastorno en las aves se debe a la creciente demanda en la industria del pollo: Solo en Chile, el consumo promedio es de 37,4 kilos al año, según cifras de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias.
Por lo anterior, no es de extrañar que las grandes empresas utilicen mecanismos de engorda rápido para las aves, situación que finalmente genera un efecto perjudicial para los consumidores.
Jaclyn London, especialista y directora de Nutrición del Good Housekeeping Institute, indicó que el pollo se mantiene como una opción de alimento saludable, sin embargo es recomendable revisar las etiquetas y buscar productos que estén libres de antibióticos en la crianza.
También es necesario evitar el consumo de pollo crudo o con poca cocción, lavar bien los instrumentos con los que se manipuló el producto y no tocar otros alimentos cuando se esté preparando para evitar la contaminación cruzada.
Con información de BBCL.