La quinta temporada de Game of Thrones ha sido una de las más controvertidas, no sólo por lo mucho que se ha alejado de la historia narrada en los libros que la inspiraron, sino por el abuso sexual femenino reflejado en la trama. ¿Hasta qué punto se hacen ‘necesarias’ las violaciones en Juego de Tronos? ¿Son un recurso para impactar al televidente y ya? ADVERTENCIA: este artículo contiene SPOILERS masivos.
Hace poco ha terminado la quinta temporada de Juego de Tronos, y la serie cuya popularidad ha crecido como la espuma, se enfrenta ahora a la controversia por las escenas de abuso sexual que muchos consideran exageradas. Para aquellos que hemos leído los libros y conocemos la historia, que hemos visto la tergiversación del hilo narrativo de las subtramas, las violaciones parecen gratuitas y hechas sólo para causar impacto en el espectador.
Los libros vs la serie
En la primera temporada esperaba con ansias el encuentro entre Daenerys Targaryen y Khal Drogo, pues en “Juego de Tronos” la escena en la que Dany y Drogo consuman su matrimonio es bastante particular. Si bien es cierto que leemos el relato en la voz de Daenerys, temerosa y confundida por las costumbres bárbaras de los Dothrakis, pero sintiendo curiosidad por conocer las costumbres de su nueva gente. Drogo seduce lentamente a Dany, toma su tiempo para que ella se relaje, casi sin palabras, de hecho es ella quien inicia el contacto sexual. Luego de esto, no extraña que Dany se enamore perdidamente de su esposo.
“(…) Khal Drogo se sentó con las piernas cruzadas y se dedicó a mirarla, como si se bebiera su cuerpo con los ojos. Al cabo de un rato empezó a tocarla. Primero suavemente, luego con más energía. Dany presentía la fuerza brutal de sus manos, pero en ningún momento sintió dolor. (…) Pareció que transcurría una eternidad antes de que las manos del hombre llegaran por fin a sus pechos (…) Sólo entonces se detuvo, y la sentó en su regazo. Dany estaba ruborizada y sin aliento, sentía el corazón desbocado en el pecho. Drogo le sostuvo el rostro con ambas manos y la miró a los ojos. —¿No? —dijo. Dany supo que era una pregunta. Le tomó la mano y la llevó hacia abajo, hacia la humedad entre sus muslos. —Sí —susurró mientras guiaba el dedo del hombre hacia su interior “
En la serie esta escena es completamente diferente. Drogo toma a Daenerys, le quita la ropa y la viola, mientras observamos el rostro de Daenerys cubierto de lágrimas todo el tiempo. Esto se repite en futuros encuentros sexuales. De una mujer que toma decisiones, pasa a ser una víctima con una suerte de síndrome de Estocolmo, enamorada del hombre que abusó de ella. Con este simple cambio del guión se afectó una de las principales historias de la serie: el nacimiento de la relación entre Daenerys y Khal Drogo. Resulta difícil entender la motivación de los escritores de la serie para alterar este detalle y resulta mucho más complicado comenzar a pensar que fue hecho sólo para impactar, para que el televidente se compadeciera de Daenerys, la convirtieron en una mártir antes de hacerla una khaleesi; acaso perpetuando el estereotipo de que una mujer buena equivale a una mujer sufrida.
En otro espectro se encuentra Cersei Lannister, uno de los personajes más detestados por los fanáticos. Sin embargo, Cersei es un personaje complejo y profundo. En “Tormenta de Espadas” durante el velorio de su hijo Joffrey en el septo, Cersei recibe a su hermano Jaime. Ella está aliviada de ver a quien considera su único apoyo en la familia, capaz de entender su dolor por la pérdida del hijo, pero también quería venganza y no duda en intentar manipular a Jaime para que mate a Tyrion, a quien ella considera el asesino de Joffrey. Cersei besa a Jaime, lo seduce, se deja llevar por la pasión aunque hace el amago de protestar por miedo a que llegue alguien más, pero tienen relaciones sexuales sobre el altar del septo.
“—Deprisa —le susurraba ella—, deprisa, deprisa, sigue, no pares, deprisa. Jaime, Jaime, Jaime. —Lo guió con las manos—. Sí —gimió Cersei ante su embestida—, mi hermano, mi querido hermano, sí, así, así, te tengo, ya estás en casa, ya estás en casa, ya estás en casa… Le besó la oreja y le acarició el pelo corto, hirsuto. Jaime se perdió en su carne. Sentía cómo el corazón de Cersei latía al mismo ritmo que el suyo, y notaba la humedad de la sangre y la semilla allí donde se unían .”
Esta escena en la serie tiene otro cariz. Si bien es cierto que los productores negaron completamente que Jaime hubiese violado a Cersei, muchos espectadores percibieron lo contrario. El lenguaje corporal de los actores, los ángulos de la cámara… todo se parece demasiado a una violación. Si bien es cierto que Cersei es una víctima de la cultura patriarcal de Westeros, que resiente el machismo, pero a la vez ha interiorizado esta cultura, pues desprecia a las mujeres, las cree débiles y manipuladoras. Es una de las pocas que se venga de quien la viola: asesina a su esposo Robert Baratheon (sí, es posible la violación dentro del matrimonio); pero por ello es odiada y repudiada por los que siguen la serie. Un personaje complejo, profundo, se ha sometido a una visión reduccionista en la que no hay espacio para los matices. Cersei es mala y punto.
Otra de las pocas mujeres que venga su violación es Mirri Maz Duur. Daenerys la salva cuando ve que hombres de su khalasar abusaban de ella pero Mirri consuma su venganza, por su integridad física, por su templo y su ciudad, matando al hijo de Daenerys y dejando a Drogo en estado catatónico. Ella se venga de quienes la dañan, pero es una villana.
“—¿De qué me salvaste? —La mujer Ihazareena escupió al suelo—. Tres jinetes ya me habían tomado, y no como un hombre toma a una mujer, sino por detrás, como el perro monta a la perra. El cuarto estaba dentro de mí cuando pasaste a caballo. ¿De qué me salvaste? Vi arder la casa de mi dios, donde había curado a incontables hombres buenos. Mi casa también ardió, y en las calles vi montones de cabezas. Vi la cabeza del panadero que horneaba mi pan. Vi la cabeza de un chiquillo al que había salvado de unas fiebres hacía menos de tres lunas. Oí los gritos de los niños mientras los jinetes los hacían avanzar a latigazos. Dime, ¿de qué me salvaste? —Tienes la vida. —Fíjate en tu khal —dijo Mirri Maz Duur y dejó escapar una carcajada cruel—, y mira de qué vale la vida cuando se ha perdido todo lo demás. ”
En “Tormenta de Espadas”, Ramsay Bolton exige casarse con Arya Stark para tener control sobre Winterfell, pero Arya Stark sigue desaparecida, por lo que envían a Jeyne Poole (una amiga de Sansa Stark) a suplantarla. En “Danza con Dragones” se consuma la boda. No hay mayores detalles, sólo lo que deja escapar Theon, atormentado por los gritos de Jeyne cada noche.
“¿Qué crees que pasara por sus cabezas cuando escuchen el llanto de la nueva novia? la preciosa niña del valiente Ned? «No» pensó. «Ella no es sangre de Lord Eddard, su nombre es Jeyne, ella es sólo la hija de un mayordomo» No cabe duda de que Lady Dustin sospechara, pero aún así… –el llanto de lady Arya nos hacen más daño que todas las espadas y lanzas de lord Stannis. Si el Bastardo significa permanecer como Señor de Invernalia, es mejor que enseñe a su esposa a reír.”
Por otra parte, Sansa Stark permanece junto a Peter Baelish como su hija bastarda, Alayne. Se tiene información de ella hasta “Festín de Cuervos”, donde asume un rol maternal con su primo Robert Arryn y se convierte en la Señora del Nido de las Águilas. Sansa deja de ser la niña inocente, para convertirse en una mujer astuta que comienza a entender cómo Littlefinger juega el juego de tronos.
En la serie las cosas cambian muchísimo. Jeyne Poole desaparece después de la primera temporada, así que el papel de esposa de Ramsay Bolton es asumido por Sansa Stark. La escena de la violación de Sansa en su noche de bodas es dantesca, horrenda. Es precisamente este el punto álgido entre los fanáticos, pues no sólo marca el cambio del rumbo de la serie, que cada vez se separa más de los libros, sino que pone en tela de juicio la trascendencia de la violencia femenina para la historia.
¿Son gratuitas las escenas de violaciones en Juego de Tronos?
Si hay algo que caracteriza a los fanáticos es la disposición para hacer el trabajo duro que requiere hacer cualquier análisis. Ejemplo de ello es la usuaria de Tumblr Tafkar, quien se ha encargado de contabilizar la cantidad de violaciones que han ocurrido en la serie y en los libros. Los resultados son bastante esclarecedores: mientras que en la serie de HBO han ocurrido hasta las fecha unas 50 violaciones, en los libros se mencionan 214; casi el cuádruple que en la serie. Sin embargo, es importante mencionar que muchas de las subtramas e historias de los libros no se reflejan fielmente en la serie. Y es que en realidad el problema no subyace en la cantidad, sino en la intención y propósito.
Como historiadora sé que, al iniciar una investigación histórica, es imprescindible dejar de lado los valores y juicios que pueda tener, es decir, es necesario analizar una sociedad con la plena consciencia de que todo lo que “somos” y creemos son construcciones sociales; somos hijos de nuestros tiempos y poseemos un conglomerado de valores y costumbres adecuados a la época en la que vivimos. Los hechos permanecen, pero la opinión que se puedan tener sobre ellos dependen de la naturaleza dinámica y cambiante propia de la condición humana. Como una mujer del siglo XXI, puedo horrorizarme ante la idea del matrimonio arreglado por los padres (costumbre que permaneció intacta hasta comienzos del siglo XX y que continúa en muchas culturas), pero soy capaz de entenderlo desde la perspectiva del individuo de la época o cultura.
George R. R. Martin, en una entrevista con el New York Times, hace mención de las motivaciones que subyacen detrás de la violencia femenina en sus novelas:
“Un artista tiene la obligación de decir la verdad. Mis novelas son fantasía épica, pero están inspiradas y cimentadas en la historia. Las violaciones y la violencia sexual han sido parte de cada guerra peleada, desde los antiguos Sumerios hasta nuestros días. Omitirlas desde una narrativa centrada en la guerra y el poder habría sido fundamentalmente falso y deshonesto, y habría ido en detrimento de uno de los temas de los libros: que los verdaderos horrores de la historia humana no se derivan de orcos y señores oscuros, sino de nosotros mismos. Nosotros somos los monstruos (y los héroes también). Cada uno de nosotros tiene dentro de si la capacidad para hacer el mayor de los bienes y la mayor maldad. [Westeros] no es más oscuro ni más depravado que nuestro propio mundo. La historia está escrita en sangre. Las atrocidades de Canción de Hielo y Fuego, las sexuales y otras, palidecen en comparación a lo que puede ser encontrado en cualquier buen libro de historia”
No es mi intención hacer un análisis exhaustivo de las disparidades entre “Canción de Hielo y Fuego” y la serie. Tampoco pretendo defender la opinión del autor sobre si es necesaria la violencia femenina o no, pero soy capaz de entender su intención al mencionar la violencia en el mundo que ha creado. Quienes han leído los libros podrán reconocer que uno de los aspectos más ricos de la prosa de Martin radica precisamente en la construcción de sus personajes, con los que podemos sentirnos identificados en la medida en que permiten los ‘grises’; no hay personas completamente buenas ni completamente malas (con contadas excepciones, como el caso de Ramsay que es simplemente un sociópata despreciable). Westeros es un reflejo exagerado y caricaturezco de la condición humana, en el que se busca poner al lector en una posición incómoda, en la que sea capaz de cuestionar su propia moral sin caer en la ruta fácil de juzgar algo como bueno o malo.
El problema radica cuando intentan llevar un universo tan complejo a un show de televisión, que no puede permitirse tantas libertades artísticas, en la medida en que el tiempo y los costos de producción no admiten la construcción detallada de un mundo. Son los escritores y directores quienes deciden qué aspectos de un libro tienen el suficiente peso y trascendencia para ser mencionados en cada temporada. Sobre la aparición de Sansa Stark en la quinta temporada, los productores han dicho que:
“Realmente queríamos que Sansa tuviera una participación mayor en esta temporada. Si hubiésemos permanecido completamente fieles al libro, hubiese sido muy difícil hacerlo. Hay una subtrama que amamos de los libros, pero que usaba un personaje que no estaba en el show.”
En los libros, las violaciones tienen un objetivo, ya sea establecer una consecuencia en la construcción del carácter o motivaciones de un personaje o bien para establecer la brutalidad del ambiente o de una cultura. Esa violencia es terrible, pero se entiende el propósito. Pero cuando una violación no cumple ninguna función, o sencillamente desvirtúa a un personaje, se convierte en un acto gratuito. Eso es precisamente lo que ha ocurrido con la serie de televisión. Se ha trivializado un hecho tan fuerte y decisivo para cualquier mujer.
De ese modo, Daenerys se enamora de su violador, ergo es una mujer buena y admirable (lejos del rol emponderado que tiene en los libros), Cersei es mala y narcisista; pero se obvian las circunstancias que la llevaron a asumir esa posición; Mirri Maaz Duur es un monstruo terrible, Sansa es ahora es una víctima más, ya no está asumiendo su propio poder. Se ha llegado a crear situaciones que no aparecen en los libros, pero que parecen fabricadas para endilgar características positivas a otros personajes. Ejemplo de ello es el intento de violación a la hija del posadero en la tercera temporada, en la que Polliver y otros hombres de los Lannister son interrumpidos por la llegada de Sandor y Arya. Sandor mata a los hombres, la chica escapa. Él es el héroe. Es una ruta fácil, sencilla para crear empatía con un personaje complejo, pero por las razones equivocadas.
La violación de Sansa Stark es un acto gratuito de violencia, que pareciera buscar sorprender y horrorizar al televidente
La violación de Sansa Stark ha sido el epítome de una temporada lenta, marcada por desaciertos; es un acto gratuito de violencia, que pareciera buscar sorprender y horrorizar al televidente, en vez de atraparlo,desvirtúan el objetivo del autor de la saga. Están destruyendo poco a poco la magia de los personajes creados por Martin, reduciéndolos a los estereotipos dicotómicos a los que nos tiene acostumbrados la industria: gente buena, gente mala. Mujeres mártires, hombres heróicos. Perpetúan valores propios de una sociedad patriarcal, Game of Thrones se está convirtiendo en más de lo mismo.
Se ha demostrado que es posible hacer televisión de calidad. Las limitaciones de tiempo y presupuesto ya no son una excusa para evitar construir personajes profundos y elaborados, como demostró Breaking Bad; sólo hace falta un equipo de producción, guionistas, directores y escritores comprometidos, dispuestos a hacer un buen trabajo, preocupados por el producto que ofrecen al público. El tiempo dirá si esta separación diametral entre la serie televisiva y los libros ha sido la decisión más acertada, o si toda esta parafernalia que apuesta por el cliché de sexo, violencia y héroes superficiales logra alejar a los televidentes más exigentes.