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Ya a principios del siglo pasado, el famoso neurólogo y padre del psicoanálisis Sigmund Freud, postulaba que nuestra personalidad podría dividirse en tres estados de consciencia. Uno es nuestro lado primitivo: el Ello, como Freud le llamaba. Debido a la evolución de nuestro cerebro,hemos adquirido habilidades sociales (saber cómo actuar conforme al contexto) que nos diferencian de los demás animales. Esto gracias a que ahora poseemos estructuras (la neocorteza) de que las demás especies carecen. Sin embargo, aún nos queda el cerebro primitivo.
Esta parte «salvaje» se activa en muchos casos, especialmente cuando de apareamiento se trata. Dicho en otras palabras, nos volvemos «monos» cuando alguien nos atrae. Aunque nuestra neocorteza hace callar a la bestia interior, ésta se manifiesta en signos corporales que nos delatan. Hoy te daremos armas secretas para que tengas una idea de qué siente el primate interno de quién tienes al frente; por ejemplo, en una cita.
Sistema nervioso autónomo
No te asustes por este nombre «rimbombante». Éste es un conjunto de conexiones entre neuronas, que – trabajando en equipo – se encargan de que nuestro cuerpo esté listo para responder ante alguna situación. Cuando comemos, por ejemplo, ayuda a coordinar los movimientos del intestino; o si un auto está a punto de atropellarnos, nos envía señales rápidamente por todo el cuerpo, de manera que estemos listos para esquivarlo.
Este sistema (que desde ahora abreviaremos SNA), también nos activa ciertas partes del cuerpo cuando vemos a alguien que nos gusta, porque es parte del sistema nervioso primitivo: éste «cree» que con sólo acercarnos a alguien, podemos comenzar a aparearnos. Es un pervertido que no podemos callar, aunque reprimamos nuestros impulsos.
Bueno, no somos tan salvajes después de todo…
Aunque el SNA es un «loquillo», no siempre se manda sólo. Existe un conjunto de estructuras en el cerebro, que al trabajar juntas, forman el famoso «sistema límbico». Éste es el encargado de que sintamos emociones; sin él seríamos como simples robots. Este sistema, trabajando junto con otras partes del cerebro (como la corteza pre-frontal), activa nuestro SNA y al jefe de las hormonas (el hipotálamo). Es cuando a la persona que está (ojalá) enamorada de uno, se le despierta el límbico y éste, a su vez, activa al SNA y al hipotálamo. ¿Para qué? para manifestar nuestro amor de manera «neuro-hormonal».
Mariposas en la panza, no. Sinapsis y hormonas, sí.
El SNA y/o el hipotálamo, pueden causar lo siguiente:
Midriasis: En español, significa dilatación de las pupilas. Esto – en general – ocurre porque en un estado de alerta. El SNA nos quiere ampliar el campo visual, permitiendo que entre más luz a nuestros ojos. Entonces, dicho románticamente, «abrimos nuestra visión para contemplar a nuestra pareja en potencia». O, de manera evolutiva, «para analizar mejor indicadores de fertilidad en nuestro posible ‘partner’ progenitor.Precaución: Si le atraes a esa persona, sus pupilas se dilatarán en tu presencia. ¡Pero! debes analizar sus ojos en un lugar con buena iluminación, porque es normal que en lugares oscuros (o con luz tenue) las pupilas se dilaten (porque ese es su principio máximo; captar la mayor cantidad de luz cuando ésta es escasa).
Frecuencia cardiorrespiratoria: En la facultad de medicina, esta temática es el motivo de porqué a los estudiantes les explota la cabeza. Por eso acá lo mencionaremos a resumidas cuentas. Nuevamente, debido a que el SNA quiere prepararnos para «la acción», necesita enviar más oxígeno a todo nuestro cuerpo. De esta manera, respiramos rápido (hiperventilación) para ingresar una mayor cantidad de este elemento químico, y el corazón bombea más para distribuirlo pronto.
Hiperactividad/temblor: En este caso actúa principalmente el hipotálamo, que al ser tan optimista «cree» que ya se viene la acción; así que a través de estímulos a la glándula suprarrenal, libera adrenalina y andrógenos (testosterona / progesterona). Éstas «te prenden» para comenzar cualquier aventura, pero como están ambos en una cena romántica, la energía disponible para gastar corriendo, se usa moviéndose de un lado a otro en la silla, moviendo mucho las manos o en cualquier otra hiperactividad.
Rubor: Esto es algo mas evidente y que todos sabemos. Se fundamenta en que el SNA hace que los vasos sanguíneos de la cara se dilaten, lo que en principio sirve para oxigenar más la región. En cuanto a lo social, no se tiene un consenso de un porqué. Pero una de las principales teorías dice que es para generar subconscientemente un atractivo (ya que en el caso opuesto, alguien pálido genera sensación de enfermedad).
De todas formas, al analizar el rubor, fíjate si el cambio es instantáneo y si se reduce mientras avanza la conversación. Si es constante, es probable que sea por otros motivos. Tampoco puedes fiarte de este indicador si están bebiendo alcohol, si están comiendo alimentos muy condimentados, si toma remedios contra la diabetes o tiene colesterol alto, etc. Pareciera que te debes convertir en una Dra. House, pero ya verás que con la práctica se te hará más fácil.
Sudor: Su principal motivo es para enfriar nuestro cuerpo. Lo cual no quiere decir que el SNA te diga «¡hey!, estás muy caliente por este chico (o chica), enfríate». En este caso, el sudor se causa por la incertidumbre; el no saber si tendrás éxito en tu intento de conquistarte. Esa ansiedad activa a la ínsula (parte del límbico), que a su vez activa al SNA. Este, suele trabajar con acetilcolina, que – por coincidencia (o no) – es la misma molécula que activa las glándulas sudoríparas.
Tono de voz: Se ha demostrado que el macho (o no tan macho), inconscientemente aumenta la gravedad de la voz ante la presencia de una hembra que le parece fértil (dicho más lindo: una chica que le gusta). La antropología nos cuenta que así como el pavo real muestra las plumas, el subconsciente del hombre relaja las cuerdas vocales al hablar, para generar un sonido que aparente robustez; generando así la idea de que entrega mayor protección física a la hembra y su progenie.
Sequedad bucal: Como es de esperar, la saliva tiene el propósito de protección de la boca, y principalmente para comenzar la digestión de la comida. Ya que en momentos de alerta (en este caso sexual) no es hora de comer, ni de perder energía generando saliva, sus glándulas secretoras se desactivan. ¿Adivinas quién es el encargado de esto? Nuevamente nuestro amigo el SNA.
En resumen:
Para que te lo anotes en un papelito antes de salir, puedes escribir la siguiente lista resumen:
– Se le dilatan las pupilas
– Respira rápido
– Se menea mucho en la silla
– Se pone colorado
– Está sudando (cuando no hace mucho calor)
– Habla más grave contigo que con sus amigos
– Tiene sequedad bucal.
Así, juntando la información llegarás a una conclusión bastante aproximada.
Vía Fucsia
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