Cuándo la celebración se escapa un poco de las manos y el consumo de alcohol sobrepasa los límites que tu cuerpo o el de una amigo(a) están dispuestos a tolerar, una de las soluciones a las que habitualmente recurrimos para poder seguir «celebrando» o simplemente sentirnos mejor es ir rápidamente al baño más cercano e inducir el vómito.
Pero… ¿Es esta creencia popular tan efectiva como se cree?
La Universidad de Texas señala que el vómito que ocurre de manera rápida en personas que han consumido alcohol se produce porque existe una irritación gástrica en nuestro estómago. El consumo excesivo de alcohol presenta una importante probabilidad de producir gastritis, trastorno que se caracteriza por una irritación, inflamación y finalmente erosión en el estómago.
Lo sabemos, las bebidas alcohólicas son una toxina que nuestro cuerpo debe desechar naturalmente, por consiguiente, la forma más rápida de eliminarla que nuestro cuerpo tiene por la garganta. No obstante, vomitar de manera habitual para deshacernos del alcohol ingerido puede traer pésimas consecuencias.
Según señala el sitio web Cultura Colectiva el gastroenterólogo de los hospitales Mount Sinai y Holy Cross en Chicago, Benjamin H. Levy, señaló en una entrevista a la periodista Christina Stiehl de la revista Tonic que provocar el vómito puede convertirse en un serio y grave problema gastrointestinal.
«Estás vomitando una combinación de alcohol, junto con ácido estomacal y partículas de alimentos recién digeridos. Cuando vomitas, todo tiene que atravesar el esófago, eso causa una severa inflamación en esa zona porque tienes un ácido estomacal que está refluyendo de nuevo. Parte del mismo puede atascarse si hay comida mezclada».
Dentro de los dañinos efectos que implica provocarse el vómito en comparación con el que se produce de manera natural. Están los siguientes:
Por lo general el estado en el que se encuentra una persona ebria que busca inducir el vómito no le permite percatarse de que sus manos se encuentran sucios introduciendo de inmediato un sin fin de gérmenes en su boca.
Además se ejerce una presión sobre su esófago que tiene altas probabilidades de ser peligrosa, puesto que la mayoría de las persona insisten las veces que sean necesarias para poder vomitar lo que podría provocar desgarros esofágicos.
Por otra parte, expertos de la Universidad Estatal de Colorado señalan que exponer de manera constantemente el ácido del estómago agrava la inflamación del esófago y por si fuera poco, restos de alimentos ingeridos previamente podrían terminar en tu sistemas respiratorio.
Por último, investigadores de la Universidad de Michigan aconsejan esperar varias horas para volver a comer después de una resaca, además de tomar agua en pequeñas cantidades o también, masticar hielo cada 15 minutos durante de un lapso de 4 horas.