El ajenjo o absenta, es un licor destilado de hierbas como la menta, el anís, el ajenjo y la angélica, mezclado con sustancias como el metanol. Comenzó siendo un elixir en Suiza, pero en Francia se popularizó por el uso que empezaron a hacer de él los artistas y escritores a finales del siglo XIX. Su tono verde esmeralda la dio a conocer cariñosamente como “el hada verde”.
Existen también referencias de la bebida en papiros egipcios y el algunos textos sirios. Los griegos, por su parte, hacían uso común de ella por sus cualidades diuréticas y antisépticas, además de que quitaba la fiebre y era usado como antídoto para el veneno de la cicuta.
Esta mítica poción cautivó a Degas, Manet, Picasso, Van Gogh, Toulouse-Lautrec Hemingway y Wilde, entre otros, quienes la consumían para recibir de ella la inspiración artística, pues tenía efectos alucinógenos. Se dice que Van Gogh, al cortarse el lóbulo de la oreja, estaba ebrio de ajenjo.
La bebedora de Absenta, Pablo Picasso
El ajenjo, de Edgar Degas, pintada entre 1875 y 1876, es una obra que está ambientada en el Café de la Nouvelle Athènes de París, café que solían frecuentar artistas y poetas. En la obra vemos la representación de dos figuras; un hombre y una mujer. El hombre, vestido de negro y con sombrero, mira a la derecha del cuadro mientras la elegante mujer, con la mirada perdida, tiene frente a ella una copa con ajenjo. La mujer es Ellen Andrews, una actriz, y el hombre es Desboutin Marcellina, un pintor y grabador bohemio. Con esta representación vemos la popularidad de la bebida y a quienes la consumían regularmente; el artista pone en evidencia mediante la creación de la obra tanto a los consumidores como a la bebida y los efectos que ésta tenía en ellos.
Vemos que ambos están adormecidos, perdidos, distraídos, no existe interacción entre ellos y por lo contrario se acentúa un aislamiento en la figura femenina. La actriz, indiferente, absorta en sí misma y en sus pensamientos, el artista fumando su pipa y observando al café; algo a lo que el espectador ya no tiene acceso. Esta obra, tras ser exhibida obtuvo fuertes y duras críticas. Entre los adjetivos que recibió fueron que era fea, repugnante y sus personajes se mostraban degenerados y grotescos. Muchos la han considerado como una lección contra el ajenjo.
Otra obra que representa el uso y efectos del consumo de esta bebida, es El bebedor de absentade Viktor Oliva.
En 1905 prohibieron la bebida por primera vez en Bélgica, ya que se asoció el efecto alucinógeno con muchos asesinatos y muertes. Muchos de los artistas que lo consumían con frecuencia, murieron jóvenes o vieron sus carreras truncadas por la adicción. Otros artistas sólo coquetearon con la bebida y representaron a las pobres víctimas del ajenjo, como las que se muestran anteriormente, y a continuación con la obra de Jean Beraud dedicada al consumo:
Como podemos ver en estas obras, y en el trabajo de los artistas que suele captar la realidad social e histórica de cualquier época, el ajenjo fue una bebida sumamente popular entre los artistas, bohemios y las clases altas de la sociedad del siglo XIX.
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Referencias:
– Montes de Oca Sicilia, María del Pilar. Chicos malos: Villanos, Monstruos y Almas Perdidas.Editorial Otras Inquisiciones, S.A. de C.V.: México, 2010
Por Pilar Turu via Cultura Colectiva