Los niños, esos seres bajitos que nos llenan de alegría a los padres. Es imposible no querer a uno de estos pequeños que rebosan inocencia y felicidad por los 4 costados, sobre todo si son tuyos.
Para ellos todo es motivo de ilusión. No es para menos, ya que están descubriendo el mundo y cada día es más apasionante que el anterior. Cualquier cosa puede arrancarles una sonrisa y, cuanto más pequeños, más fácil es hacerles sonreír.
Los pequeños viven en un constante aprendizaje, de hecho, hasta los 4 años sus procesos cognitivos de razonamiento todavía no están formados y las explicaciones son inútiles para ellos porque todavía no las comprenden. Por estos motivos sus reacciones son tan divertidas y carentes de lógica.