Porque no todos lo hacemos con el mismo humor ni con las mismas manías.
1. El que pasa del despertador
Suena, suena, suena y no se despierta ni a tiros. Sabes que si hay un incendio morirá quemado.
2. El de los malos despertares
Hasta que no se ducha y se toma un café ni le hables, no es nadie o más bien sí: es Satán.
3. El que da rabia porque se despierta como una rosa
Incluso guapo/a, con una sonrisa, aunque tenga que madrugar. Se pone en marcha en cinco minutos. Y tanta energía positiva da una pereza brutal.
4. El adicto al móvil
No ha abierto un ojo y ya está mirando las notificaciones. Además de intentar localizar dónde está el móvil.
5. El de los cinco minutos más, y más, y más…
Que al final se acaban convirtiendo en una hora y acaba llegando siempre tarde y desgarbado a todas partes.
6. El perezoso
Sí, sí, una cosa es despertar y otra salir de la cama. Tú ves haciendo que yo ya si eso… Y ahora con el frío, más pereza que da despojarse de las sábanas.
7. El que necesita mucho tiempo para activarse
Café, desayunar tranquilamente, una buena ducha; mínimo dos horas porque todo lo hace a cámara lenta pero no quiere empezar el día con prisas
8. El que lleva el despertador incorporado
No necesita ninguna alarma porque su cuerpo es su propia alarma
9. El que habla por los codos
Después del primer ‘buenos días’ puede seguir hablando durante horas. Lo último que necesitan algunas personas.
10. El que sueña tanto que nunca sabe dónde está
Sus sueños son tan creíbles que le cuesta situarse cuando se despierta. No sabe si es real o no.
11. El que cuando se despierta, despierta a todo el mundo
Lo de no hacer mucho ruido aún no sabe cómo funciona.
12. El que nada más levantarse ya piensa otra vez en la cama
Porque alguno existe, seguro.
No te cortes y dinos de qué tipo eres tú.