Una pareja y su hijo de 11 años han muerto en un cráter volcánico en Italia. La pareja intentaba sacar a su hijo de la zona de peligro a la que se había acercado.
La tragedia se desarrolló cuando el hijo mayor, Lorenzo, entró en un área prohibida en Solfatara y tropezó con el cráter.
El padre del muchacho, Massimiliano Carrer, de Meolo, al norte de Italia, intentó salvar a su hijo, pero el suelo inestable cedió y los hizo caer en un cráter de dos metros de profundidad, profuso de gases calientes y humo.
La madre, Tiziana Zaramella, de 42 años, al ver el horroroso escenario, se apresuró y corrió a salvarlos, sólo para sufrir el mismo destino cuando el cráter se derrumbó.
Los húmedos campos volcánicos de Solfatara se queman sólo unos centímetros por debajo de la superficie y se sabe que han muerto de asfixia, posiblemente debido a los gases calientes. Sin embargo, la causa oficial de la muerte será determinada por una autopsia.
Otro de los hijos de la pareja, Alessio, de siete años de edad, logró ponerse a salvo y sobrevivió.
La devastadora desgracia le sucedió a la familia mientras disfrutaban del último día de sus vacaciones. Al otro día sus hijos debían volver a clases.
El portavoz de la brigada de bomberos, Luca Cari, dijo: «O hubo una pequeña explosión, o el suelo simplemente cedió a su peso, y cayeron en este agujero. El agujero estaba dentro de una zona cercada y de acceso prohibido».
Los testigos que llegaron a la escena, encontraron a un pequeño niño llorando y pidiendo ayuda. En cuestión de minutos llegaron los equipos de emergencia.
El niño sobreviviente, de solo 7 años, está terriblemente conmocionado. El propietario de un bar en la entrada del sitio volcánico, contó que el niño sigue preguntando dónde está su familia.
Según contó, estaba atendiendo a visitantes cuando vieron a un niño correr. Al percatarse de que algo había sucedido, se acercaron al cráter. Nadie se imaginaba lo que iban a encontrar. «Sigo pensando en esa familia y ese pobre bebé llorando y pidiendo ayuda «, dijo.
El volcán Solfatara es uno de los muchos cráteres volcánicos en el área de Campi Flegrei, al oeste de Nápoles, el primero que se abrió a los turistas, en 1900.
El accidente ocurrió en la Bocca Grande, la mayor de las fumarolas de la zona, que los antiguos romanos llamaban el «hogar del Dios del fuego».
El suelo del sitio emite vapores de agua de 160 grados Celsius (320 grados Fahrenheit) y gases, incluyendo sulfuro de hidrógeno venenoso. El área que la familia visitaba también es conocida por un tipo de arena movediza que es propensa a desmoronarse.
Una historia muy triste, que nos hace pensar en lo frágil que es la vida, y en el cuidado que se debe tener ante la naturaleza.