El enamoramiento modifica los niveles de actividad en más de diez áreas distintas del cerebro, según ha revelado una investigación dirigida desde la Universidad de Ciencias y Tecnología de Hanui (China) en la que han participado cien jóvenes alumnos. Estas áreas están relacionadas principalmente con los circuitos cerebrales de recompensa, motivación y regulación de las emociones.
“Es la primera prueba empírica de que el amor altera la arquitectura funcional del cerebro”, escriben los investigadores en la revista Frontiers of Human Neuroscience, donde han presentado sus resultados. Estudios anteriores habían cartografiado la actividad cerebral de personas enamoradas cuando se les muestran imágenes de sus parejas. Esta es la primera que registra la actividad del cerebro en estado de reposo de jóvenes enamorados y la compara con la de jóvenes que no tienen pareja.
En la investigación, dirigida por Xiaochu Zang, han participado cien alumnos universitarios. A todos se les hizo una prueba de resonancia magnética funcional (fMRI) para registrar los niveles de actividad en las distintas áreas del cerebro.
Los alumnos se dividían en tres grupos: los que afirmaban estar enamorados, los que habían finalizado una relación y los que nunca habían experimentado el amor. Debían mantener la mente en blanco durante el experimento para que se pudiera observar qué cambios se producían en los cerebros de los que se sentían enamorados.
Los resultados han evidenciado que el amor de pareja involucra una docena de partes del cerebro distintas que se activan de manera coordinada. En el desamor, por el contrario, tiene un papel preponderante una única área llamada núcleo caudado. Con estos datos, los científicos han considerado en su estudio la “posibilidad de aplicar esta práctica con la fMRI para elaborar tests del amor”, cuyos resultados serán empíricamente demostrables.
Las personas enamoradas muestran un incremento de actividad en las áreas del cerebro responsables de los estímulos de recompensa, motivación, aptitudes sociales y redes cognitivas. Mientras tanto, cuanto más tiempo ha transcurrido desde una ruptura sentimental, menor es la actividad registrada en estas áreas concretas. Por ello, esta investigación podría abrir una vía a estudiar por qué algunos desengaños amorosos derivan en cuadros de estrés y depresión.