Elizabeth Starr era una estrella del cine rojo que quiso llamar la atención por sus rasgos faciales y, sobre todo y especialmente, por sus voluptuosos pechos. En total se sometió a más de 60 cirugías.
Unos implantes de propileno que se colocó en una cirugía en 1999 y que luego fueron prohibidos por los trastornos que provocaban: estaban diseñadas para ir creciendo una vez implantados en el cuerpo, absorbiendo fluidos del organismo.
Una infección de la prótesis de su seno derecho hizo que empezara a perder líquido. Los médicos del reality show Botched! le sugirieron extraer los implantes porque corre serio riesgo de una grave infección.
Durante la operación, a la actriz y madre de dos hijos le sacaron parte del tejido de su seno derecho que parecía infectado. “Pero la infección gradualmente comió más tejido y dejó un agujero en mi seno. El dolor era insoportable“, contó Starr.