¿Y si el paraíso en la tierra no fuera un cuento de niños? Conozcan Vilcabamba: un valle entre las montañas forradas de verdes encandilantes, rodeada por dos ríos que terminan de conformar un paisaje que parece tomado de una película de Disney (ambientada en climas tropicales, claro).
Ubicada en el punto más austral de Ecuador, Vilcabamba se hizo conocida alrededor de los años ´70 cuando un puñado de médicos decidieron investigar el fenómeno que sucedía solamente allí: la gente no moría, o si lo hacía, era ya muy, muy vieja. El promedio de mortalidad en “El Valle de la Longevidad” sobrepasaba – y aún lo hace- los 100 años.
Algunos estudios revelan que las causas por las cuales las personas allí viven más tiempo, están relacionadas con el agua natural extraída de los arroyos y de los ríos Chamba y Uchima, la alimentación a partir de frutos frescos y el clima seco y primaveral que acontece durante todas las estaciones; en los 365 días del año la temperatura ronda los 24°.
Sin embargo, el médico argentino Ricardo Coler viajó, conoció el lugar y luego escribió un libro titulado “Eterna Juventud”. En una entrevista que tuvo con Cadena 3, echó por tierra los argumentos de la vida sana y el ambiente ideal: “En realidad no se sabe por qué ocurre (…) Hay muchos lugares que tienen microclima y no viven tanto tiempo. Si la cuestión es comer sano, ¿por qué la gente vivía mucho menos antes, cuando no existían tantos contaminantes? El agua es muy parecida a la de algunas aguas minerales que se venden en Argentina”.
Pero lo más sorprendente fue lo que contó en relación a sus pobladores: “Fuman, toman alcohol, tienen la dentadura completa, el pelo no encanece… y, lo más increíble, es que leen sin anteojos”.
Sea por el microclima o no, la realidad es que a Vilcabamba llegan muchas personas que padecen enfermedades, sobre todo cardiovasculares, para pasar un período corto de tiempo y tratar de recuperarse o para quedarse, incluso, algunos años.
Vilcabamba, de hecho, ha tomado tanta popularidad que un médico japonés advirtió algunos años atrás que el turismo excesivo podía afectar la longevidad de las personas.
De todos modos, la cantidad de habitantes no alcanza a las 4000 personas y el “valle sagrado” (ese es su significado en quichua) sigue recibiendo con los brazos abiertos a quienes quieran visitarlo. Tanto así, que en la entrada a la pequeña comunidad hay un cartel que reza: “Bienvenidos a Vilcabamba. Isla de la longevidad. Donde el tiempo se detiene y la vida se alarga”.