Desde hace varios años, los pueblos de Madrid comenzaron a quedar solos. El envejecimiento y la despoblación son los principales elementos del problema que amenaza con borrar localidades enteras de la faz de la tierra y relegarlas al plano del olvido
Lo que hasta hace poco era un rumor o una simple noticia publicada por periódicos y noticieros de televisión, lo certifican las últimas cifras del Instituto de Estadística Regional: las zonas rurales de la capital española han perdido 30% de su población en una década, se lee en un reportaje especial del diario local 20 Minutos.
En 2007 los municipios que se hallan fuera del área metropolitana, situadas a una distancia de hasta 30 kilómetros, sumaban 780.764 habitantes frente a los 547.311 de 2017.
La mayoría de esas 230.000 personas decidieron cambiar el ambiente rural por las áreas urbanas, mudándose a municipios más grandes y con mayor acceso a los servicios como Madrid, San Sebastián de los Reyes, Móstoles, Majadahonda, Rivas o Getafe.
En la actualidad, hasta 78 municipios madrileños cuentan con menos de 2.500 habitantes y esta situación tiene visos de extenderse a otra veintena en los próximos años.
Los pueblos más afectados se sitúan en la Sierra Norte, El Atazar, Robledillo, Somosierra, Horcajuelo de la Sierra, La Hiruela, Puebla de la Sierra, Madarcos y Robregodo, son algunos de los municipios de la región que presentan una baja intensidad de población, lo que supone menos de 100 vecinos.
“Los fines de semana el pueblo está muy animado porque viene mucha gente, pero lo que necesitamos es población permanente», aseguró Ignacio Merino, alcalde de La Hiruela, el municipio más envejecido de la región con una media de edad de 59 años.
«No tenemos un solo niño», lamenta Merino, que se muestra esperanzado con la construcción de dos viviendas sociales y un concurso que prepara el ayuntamiento que encabeza para la explotación de un hotel rural. «Esperamos que esas casas sean para dos familias que vengan al pueblo y tengan hijos», indica ilusionado.
«Necesitamos atraer a nuevas familias a nuestros pueblos para que no desaparezcan. Hay algunas que ya se han interesado pero reclaman unas mínimas condiciones», afirmó la alcaldesa de Madarcos, Eva Gallego, que lleva 16 años viviendo con su familia en un municipio en el que desde pequeña ha pasado «las vacaciones y los fines de semana».
Gallego señaló las actuaciones más urgentes: «Es prioritario que haya acceso a Internet y mejorar el transporte público. Y es importante que llegue rápido. Si la fibra óptica tarda cuatro años se complicarían las cosas», añadió.
En esa línea, el Gobierno regional tiene previsto poner en marcha una iniciativa que se desarrollará hasta el año 2021. El plan incluye hasta 60 medidas y supondrá una inversión de 130 millones de euros.
Las principales actuaciones están encaminadas a acortar la brecha tecnológica mediante la instalación de fibra óptica, construir viviendas públicas y reordenar la actual red de transporte público.
La intención del Ejecutivo con estas acciones es «conseguir municipios vivos y bien dotados, con acceso y facilidad a nuevas tecnologías y servicios públicos de calidad» para lograr «atraer más residentes» pero sin que «estos pueblos pierdan su identidad».
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