Un llamado de alerta realizaron los bomberos pertenecientes a la Unidad de Seguridad, Salvamento y Extinción de Incendios (SSEI) en Aeronaves de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), quienes prestan servicios en los aeropuertos del país. Los funcionarios denuncian que deben cumplir su trabajo en condiciones precarias e identifican una serie de perjuicios laborales relacionados con la administración de la institución.
Junto con trabajar al interior de los aeropuertos, los bomberos de la unidad SSEI se ocupan de controlar los animales que pueden entorpecer el tráfico aéreo, combaten incendios en las proximidades de los aeropuertos e incluso participaron en labores de emergencia ocasionadas por los incendios forestales del verano de 2017.
Como dependen de la DGAC, deben pasar por la Escuela Técnica Aeronáutica. Allí se gradúan en la carrera de técnico de nivel superior en Seguridad, Salvamento y Extinción de Incendios en Aeronaves, cuya duración alcanza los tres semestres. Sin embargo, afirman ser víctimas de las consecuencias generadas por la cualidad dual de la institución, dado que la Aeronáutica Civil es encabezada por el general de Aviación, Víctor Villalobos Collao.
“Técnicamente somos empleados civiles de la Fuerza Aérea de Chile, pero el Contralor hace un tiempo atrás manifestó públicamente en el Senado que somos empleados públicos como cualquier otro. Sin embargo, nos pagan por el reglamento de las Fuerzas Armadas y como tenemos jefes que son militares activos, tenemos este deterioro laboral sistémico a lo largo del país”, señala Ángelo Muñoz, presidente del Colegio Profesional de Técnicos en Salvamento y Extinción de Incendios en Aeronaves de Chile A.G., en conversación con El Ciudadano.
Los problemas
“Nuestros cuarteles están muy deteriorados, no nos pagan las horas extras, la gente deja de lado a su familia en fechas importantes. No sabemos de Navidad, Año Nuevo, feriados, Fiestas Patrias, por aportar al objetivo de la institución”. Así resume el dirigente gremial la situación con la que conviven los cerca de 450 funcionarios que, según estima, se desempeñan en la unidad de SSEI.
Colchones en mal estado, con más de 10 años de uso; puertas corredizas y mecánicas inservibles, y exposición constante a ruidos y frío, constituyen algunas de las condiciones reportadas por los funcionarios. Indican además que han debido costear la adquisición de distintos elementos necesarios para cumplir su trabajo, como casilleros, una mesa para comer, máquinas para entrenar y mantener el estado físico de los trabajadores; además de un techo para el estacionamiento.
Ángelo Muñoz afirma que en 2015 dieron a conocer este panorama a la entonces subsecretaria para las Fuerzas Armadas, la abogada Paulina Vodanovic Rojas. “Entregó su cargo sin resolver estas materias”, comenta el dirigente, quien menciona que ya hicieron llegar su malestar a las autoridades del Gobierno de Sebastián Piñera, Alberto Espina (ministro de Defensa) y Juan Francisco Galli (actual subsecretario).
Con el fin de ilustrar una de las contrariedades que enfrentan en su labor cotidiana, el representante de los trabajadores apunta a los portones de sus cuarteles al interior del aeropuerto Arturo Merino Benítez que, según detalla, “son de corredera y no funcionan porque cada paño pesa como 150 kilos, cuando hoy los cuarteles de bomberos en el mundo funcionan con sistemas automatizados”.
El dirigente cuenta también “que uno de los cuarteles no tiene sala de descanso debidamente diseñada; es una bodega que adaptamos para que el personal pueda descansar. También tenemos colegas mujeres que tampoco tienen su sala de descanso individual. Todo esto pasa por este sistema híbrido que tenemos, con militares al mando de los civiles”.
“Distracciones para nuestra función principal”
Una de las demandas de los bomberos de la unidad SSEI es su solicitud de pago de asignaciones relacionadas con el espacio donde desarrollan su labor. Ángelo Muñoz explica que “trabajar en un aeropuerto es algo muy particular. Tenemos el ruido de los aviones y es distinto al trabajo normal de las personas. Del año 2015 estamos solicitando que nos reconozcan ciertas asignaciones por trabajar en los aeropuertos, con la negativa de las autoridades de la DGAC, quienes dicen lisa y llanamente que son ellos los jefes de servicio y que no corresponde”.
El dirigente agrega que la arbitrariedad de esa postura responde a que “el diálogo entre civiles y militares es muy poco fluido, porque la autoridad militar está formada para recibir órdenes y contra-órdenes. Nosotros no, (porque) tenemos un diálogo fluido técnico. Nos ha costado mucho establecer un diálogo formal, fluido y responsable con la autoridad militar”.
El estado de las condiciones laborales de los bomberos de aeropuertos ha configurado, de acuerdo al testimonio del presidente del colegio profesional, un “costo social” que resiente sobre trabajadores y usuarios.
“La gente que hace turno –dice– pasa muy poco tiempo con su familia. No vemos crecer a nuestros hijos como corresponde. No dormimos todos los días en nuestra casa con nuestra familia. Nos sacrificamos por la institución, pero no tenemos la retribución que merecemos, en este caso, económica, para que valga la pena este esfuerzo que hace la gente en forma adicional”, denuncia Muñoz.
“Todo se transforma en una baja de la autoestima del funcionario de la institución. La gente está desmotivada. En el fondo, estamos preocupados de otras cosas que pueden influir al momento de entregar la prestación de servicios, que es enfrentar una situación de emergencia, porque todas estas cosas son distracciones para nuestra función principal”, sostiene el dirigente, quien recuerda a los usuarios de aeropuertos cuando pagan la tasa de embarque “hay un concepto que se paga por salvamento y extinción de incendios y primeros auxilios”.