Masajistas profesionales mujeres se quejan de que muchos clientes les piden «Final Feliz»

Será que los supuestos centros de masaje con “final feliz” han hecho mucho daño o simplemente que algunos hombres están más apolillados que un traje de la primera comunión en un arcón escaso de naftalina, pero empieza a ser bastante común creer que tumbarse en una camilla mientras una mujer lucha contra tus contracturas es la mejor invitación […]

Masajistas profesionales mujeres se quejan de que muchos clientes les piden «Final Feliz»

Autor: Leo Robles

masajista

Será que los supuestos centros de masaje con “final feliz” han hecho mucho daño o simplemente que algunos hombres están más apolillados que un traje de la primera comunión en un arcón escaso de naftalina, pero empieza a ser bastante común creer que tumbarse en una camilla mientras una mujer lucha contra tus contracturas es la mejor invitación al sexo. O al menos esto es lo que ocurre en Reino Unido, donde las quiromasajistas profesionales sufren a menudo el acosovía mensaje de texto o telefónico de despistados caballeros que confunden el masaje sueco con la pinza birmana. La periodista Venessa Parekh recogió para ‘Broadly’ el testimonio de algunas profesionales hartas de las ofensas que reciben por parte de algunos clientes.

“Eh, cariño, ¿dónde estás hoy”,“¿te importaría ponerte lencería sexy para darme el masaje?” o “¿qué tal si antes de la sesión salimos a comer?” son algunos de los mensajes que suele recibir Sara, una terapeuta certificada que trabaja por su cuenta. Aunque  los servicio que anuncia no dejan lugar a dudas –drenajes linfáticos, tratamientos para mujer embarazadas, dolores de cervicales y lumbalgias–, hay quien se empeña en encontrarles un significado erótico. Por mucho que quiromasaje y sexo no tengan nada que ver –excepto en el tantra–, y las mafias de tratas de blancas utilicen tan sigular eufemismo para enmascarar sus servicios sexuales, lo que está afectando a muchas profesionales. Y si no lean la siguiente conversación de Whatsapp que tuvo que padecer Sara:

–Me duele todo. Estoy cansado de trabajar tantas horas.

–Haré todo lo que pueda por ayudarte.

–Gracias. ¿Puedo preguntar qué edad tienes?

–¿Importa?

–Solo quiero relajarme. Me gustaría que vistieras solo medias y un sujetador durante la sesión.

Y a pesar del silencio de ella, el potencial cliente insistió: “Solo quiero sentir el calor de una mujer. Lo echo de menos. Desde que hablé contigo esta mañana tengo ganas de conocerte”, continuaba.

Evidentemente, y tal y como cuenta la protagonista a ‘Broadly’, canceló la cita; no obstante, el hombre siguió acosándola hasta que Sara se vio obligada a postear un anuncio en Gumtree aclarando que “soy una terapeuta profesional, no ofrezco servicios sexuales”.

El caso de esta británica, como Parekh nos recuerda, no es aislado. Según cuenta otra terapeuta, un cliente de setenta años se quejó al director del spa en el que trabajaba de que la mujer le obligaba a cubrirse los genitales con una toalla durante el masaje, algo que contempla el Código de Conducta Profesional de la Federación de Terapeutas Holísticos.

También Kate tuvo que poner punto y final a la sesión cuando el hombre tendido en la camilla comenzó a acariciarse él mismo mientras ella le masajeaba las piernas; y Anna, una fisioterapeuta de Rumanía, recibió insultos de un cliente por no acceder a sus peticiones sexuales: “Le dije claramente que no hacía eso y él me llamó lesbiana, y repitió este tipo de comentarios durante algún tiempo hasta que me detuve y se sentó en la camilla haciendo el ademán de quererme pegar”, explica, y añade que al final «le di un puñetazo.

Pero uno de los casos más extremos es el de Justine, una experimentada terapeuta que ha llegado a amenazar a sus clientes con llamar a la polícia: “A menudo es la única forma de hacerles entender que nada de eso va contigo”, sostiene.

Más habitual de lo que parece

De acuerdo a la presidenta de FHT, Jennifer Wayte, “si un paciente actúa de una manera inapropiada, el terapeuta debería decírselo de forma que lo comprendiera. Si persiste, entonces debe parar el tratamiento inmediatamente y contactar con la policía”.

No obstante, las masajistas con las que habló la periodista de Broadly le ofrecieron otra versión de la realidad, pues muchas veces, si denuncian, salen perjudicadas. De hecho, ellas solamente acuden a la policía si la situación llega a sus últimas consecuencias. En 2004, una terapeuta que trabajaba en un hotel en Escocia acusó al actor Kevin Costner, que en ese momento estaba de luna de miel, de “tocarse delante de ella”. Si bien la masajista no llevó a los tribunales al actor, denunció al hotel que la despidió cuando ella se quejó al respecto.

También el Nobel de la Paz Al Gore fue acusado de un “contacto sexual no consentido”, pero el caso no prosperó porque no existían evidencias. Y más recientemente, el jugador de la NFL C.J Spoillman fue culpado de asaltar sexualmente a una masajista.

¿Por qué es tan frecuente este tipo de comportamiento? ¿Es por machismo, frustración sexual o una mezcla de varias cosas? De acuerdo a Wayne, “los casos de abuso sexual ocurren demasiado a menudo en este negocio porque hay un componente táctil y también porque el cliente está desnudo”. No obstante, para Sara solo son hombres solitarios y emocionalmente hambrientos”.

Lo que queda claro es que la mayoría de las masajistas que viven este tipo de situaciones no se atreven a denunciarlas por temor a perder clientes o a que los directores de los spas y centros de masaje las despidan. Precedentes, los que quieran.


Reels

Ver Más »
Busca en El Ciudadano