La Boca, uno de los barrios más icónicos de Buenos Aires visitados por miles de turistas cada año, luce desolado durante la cuarentena.
Usualmente hombres y mujeres bailan tango sobre sus calles empedradas, plagadas de restaurantes con música en vivo, en medio de artistas callejeros que pintan murales sobre las fachadas de colores intensos.
Pero ahora, «esto que era todo turístico murió», se lamentó Lucas Gauna, un hombre de 40 años que trabaja en un café y panadería en una calle céntrica del barrio.
«El impacto ha sido 300% negativo. Esto se llenaba de gente, hoy apenas vendemos un canastito de pan y cuando cerramos viene gente para que se los regalemos», contó a la AFP.
Casi ningún turista que llega a Buenos Aires quiere perderse este pintoresco lugar bordeando el riachuelo ni la posibilidad de sacarse una foto en Caminito, un callejón flanqueado por réplicas coloridas de los antiguos «conventillos», como se denomina a las casas humildes de chapa que compartían varias familias.
Predominan el azul y el amarillo, los colores del equipo de fútbol del barrio, Boca Juniors. La Bombonera, el estadio del equipo, vibraba los días de partido.
Pero durante el confinamiento por la pandemia de la covid-19, que se extiende desde el pasado 20 de marzo, las galerías de arte, los restaurantes y negocios están cerrados. La poca gente que se ve hace cola frente a las numerosas ollas populares que allí se han instalado.
«Cero facturación, pero al mismo tiempo hay que pagar los costos», afirmó el mismo hombre citado de 40 años.
Algunos restaurantes ofrecen «delivery» (servicios a domicilio), pero en este barrio, la mayoría no puede costear los precios que estaban pensados para turistas.
«Estamos tratando de sobrellevarla para no cerrar», dijo Anaí Imán, una camarera de La vieja Rotisería, uno de los restaurantes más emblemáticos.
El fenómeno no se limita a La Boca: muchos negocios han cerrado durante la pandemia en ese país suramericano en recesión desde el Gobierno neoliberal de Mauricio Macri.
Para este año se prevé que la economía argentina sufra aún más por efecto de la pandemia, con una contracción estimada de 9,9%, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).
«Caminito que el tiempo ha borrado, que juntos un día nos viste pasar, he venido por última vez», reza una estrofa del famoso tango “Caminito” escritor en 1926 por Juan de Dios Filiberto.
Para Edigson Agudelo, un colombiano que se mudó de su país recientemente al barrio La Boca enamorado de la calle Caminito, lo peor de la pandemia es la desolación en la famosa calle.