Corippo es un pueblo muy pequeño situado en el valle de Verzasca, en el sur de Suiza. Alguna vez tuvo una población de más de 300 personas y una actividad agrícola intensa, con la producción de castañas, centeno y cría de cabras.
Con el paso del tiempo la localidad se fue quedando sola, por el envejecimiento y fallecimiento de sus habitantes, la escasa natalidad o por la migración de sus pobladores hacia las ciudades en busca de mejores oportunidades.
Hoy quedan solo 12 personas viviendo en esa aldea, todas jubiladas y mayores de 75 años, lo que ha condenado al pueblo de hermosos paisajes e interesantes casas de piedra a desaparecer para siempre.
Para evitar que este enclave montañoso se quede en el olvido, un grupo de emprendedores de la Fundación Corippo, se ha propuesto transformar el pueblo en un singular complejo hotelero, a través de un proyecto turístico que enamorará a los viajeros de todo el mundo que gustan de nuevas aventuras, a pasar unas vacaciones diferentes.
La fundación lleva más de cuatro décadas luchando contra la despoblación, la decadencia de la arquitectura local y el abandono de la actividad rural.
Por esa razón el proyecto de convertir este pueblo suizo en un hotel, va de la mano de un plan para recuperar la agricultura tradicional, crear una oferta de alojamiento y restauración en el pueblo. Su objetivo es generar recursos para conservar el valor patrimonial del lugar.
Fabio Giacomazzi, arquitecto de la fundación, presentó el concepto del hotel: el restaurante del pueblo será la recepción; la plaza, el vestíbulo; las calles serán los corredores y algunas de las casas se transformarán en las habitaciones del hotel.
Las reservaciones estarán abiertas para el verano de 2019 y en principio la capacidad será de 22 camas, informó el portal de noticias swissinfo.ch. El plan está financiado parcialmente con fondos públicos y está abierto a la participación de la iniciativa privada.
Además de prever la rehabilitación de las casas abandonadas, contempla la restauración de un viejo molino, de un obrador de pan y las instalaciones donde antiguamente se secaban las castañas.
El fomento del cultivo del centeno y el cáñamo, junto con la cría de cabras, contribuirán a recuperar la actividad típica de la zona y a preservar su paisaje. La inversión del proyecto es de aproximadamente 3.25 millones de francos para la primera fase de construcción.
Para el 2020 Corippo pasará a formar parte de la nueva comuna de Verzasca, que fusionará siete pueblos y tendrá una población combinada de alrededor de 900 personas.
Un informe publicado por la web hosteltur indica que para diseñar este complejo turístico, se ha adoptó el modelo de infraestructura conocido como ‘albergo diffuso’ (hotel difuso), nacido y desarrollado en Italia.
Este patrón se basa en un servicio de hospedaje diferente al tradicional, que concentra sus actividades administrativas u operativas en el centro histórico de una ciudad o en un pueblo, con un edificio que acoje el «corazón» del complejo, donde están la recepción, la conserjería, las instalaciones de restauración y otras zonas comunes.
El alojamiento propiamente dicho se sitúa en casas o habitaciones localizadas en un radio de 200 metros con respecto al «corazón del complejo». Se consideró este esquema ideal para el desarrollo sostenible de Corippo.
Con este modelo de hospedaje desarrollado por Italia, se han recuperado gran cantidad de pueblos abandonados y condenados al olvido.
Uno de ellos es Corte della Maestà, ubicado en Civita di Bagnoregio, en la cima de una colina, que ha visto un renacimiento después de su abandono inicial.
Los turistas ahora acuden en masa y están dispuestos a pagar lo que cueste los domingos o días festivos para ingresar al asentamiento.
Otro ejemplo es Civita di Bagnoregio un pueblo semi-abandonado posado en una roca precaria que está a solo una hora en auto al norte de Roma.
“A lo lejos el pueblo parece algo extraño”, dijo Lee Marshall, experto turístico de la revista italiana Telegraph Travel. «Una vez dentro, todo es lindo, calles llenas de flores y vistas repentinas sobre una porción clásica de la campiña italiana».
Este complejo cuenta con cinco suites y un toque vintage que rinde homenaje a la historia de la ciudad, incluida una cama con dosel que una vez perteneció a una abadesa de un monasterio.
En esta misma tendencia de “hoteles difusos” se creó en otra localidad italiana Castello di Postignano, «es menos de un hotel y más de un pueblo entero», explicó Hannah Frances, también en al Telegraph Travel.
«Es un albergo difuso, una tendencia de hospitalidad adoptada por muchas comunidades despobladas en Italia para revivirlas. Posee 60 apartamentos y un restaurante aclamado”.
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