La historia de la humanidad se acelera. Los acontecimientos sísmicos que marcan un antes y un después en el sistema mundial están sucediendo con una regularidad sin precedentes. La pandemia de Covid-19, la guerra de Ucrania y el genocidio de Gaza, todo ello en los últimos años. En gran parte del mundo, la política se ha vuelto más volátil, a veces más violenta, y el nivel de vida de la mayoría está descendiendo. Sabemos que vivimos en una época de cambio histórico.
Pero el tiempo geológico, la historia profunda de nuestro planeta, también se está acelerando, y de forma alarmante. Durante los últimos 12.000 años –casi toda la historia humana conocida– hemos vivido en la era geológica del Holoceno. Ha proporcionado un clima inusualmente estable en el que la sociedad humana se expandió espectacularmente. Nos proporcionó nuestras suposiciones sobre la naturaleza: el patrón de las estaciones, la migración de los animales y la temperatura. Pero esa era ha terminado y se está pasando rápidamente a otra.
Lo sabemos desde hace 16 años. En 2008, la augusta Comisión de Estratigrafía de la Sociedad Geológica de Londres publicó un informe en el que presentaba pruebas de que el Holoceno había terminado y de que ahora nos encontrábamos en una era «sin paralelo cercano» en los muchos millones de años anteriores.
Uno de los factores clave que han provocado estos tremendos cambios, literalmente epocales, es la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, que ha provocado un aumento de la temperatura del aire y del agua. Durante casi todo el Holoceno, la concentración rondó las 260-280 partes por millón. Ese es el nivel preindustrial. En 2008, ya era de 385. La previsión para 2024 es de 424. Y va en aumento.
La historia geológica avanza a un ritmo sin precedentes. La historia humana se asienta sobre esa historia planetaria subyacente. La humanidad hace su propia historia, pero no en circunstancias elegidas por ella misma.
Ayer alcanzamos un nuevo hito en estas circunstancias. El Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea informó de que en los 12 meses anteriores se habían superado en más de 1,5 grados centígrados los niveles preindustriales.
Hace apenas nueve años, los gobiernos del mundo acordaron en París que limitarían el calentamiento global a menos de 1,5 grados. «1,5 para seguir con vida» era el mantra. Fracasaron en un tiempo récord.
Los últimos datos científicos sugieren que a 1,5 grados de calentamiento los puntos de quiebre importantes ─umbrales que desencadenan cambios grandes, acelerados y probablemente irreversibles, como el derretimiento de la capa de hielo de Groenlandia─ se vuelven «probables». Nuestro clima, la naturaleza, el medio ambiente –como quiera que lo llamemos– está llamado a cambiar mucho y a perturbar las cosechas, las cadenas de suministro, los sistemas políticos y nuestras suposiciones sobre el mundo.
Pero, contradiciendo el eslogan fallido del fallido proceso de la COP para dirigentes mundiales, seguiremos con vida. La humanidad seguirá existiendo en este planeta menos estable, menos comprendido y rápidamente cambiante que llamamos hogar.
El fin no está cerca, ya ha ocurrido. Hemos dejado una época y se está estableciendo una nueva. Se avecinan cambios drásticos: las personas, la agricultura y las ciudades se desplazarán. Pero resonará una verdad importante: el sistema de gobierno que antepone la riqueza y el poder de unxs pocxs no sólo a la comodidad material y la dignidad de la inmensa mayoría, sino a los propios sistemas planetarios de los que todos dependemos, no puede continuar. Debe ser derrocado y sustituido.
La humanidad está en un camino lleno de obstáculos –y lo estará aún más–, pero por peligroso y aterrador que sea, sólo podremos navegar por él, e incluso disfrutar del viaje, si las fuerzas populares y democráticas toman por la fuerza el volante.
No es 1,5 para seguir con vida. Nunca lo ha sido. El pueblo debe levantarse, unido, para estar verdaderamente vivo.
Lo último del Movimiento
Pakistán decide
Ayer, lxs paquistaníes acudieron a las urnas para votar en sus elecciones generales. La votación se vio obstaculizada por la suspensión de los servicios de telefonía móvil y la muerte de al menos nueve personas en ataques de grupos armados.
Se trata de las primeras elecciones desde que el primer ministro Imran Khan, que ahora está en prisión y no puede presentarse a las elecciones, fue apartado del poder en 2022 y mucho después del plazo establecido por la Constitución para celebrar elecciones tras la disolución de la Asamblea Nacional.
Por invitación de las fuerzas progresistas del país, la Internacional Progresista estuvo sobre el terreno para acompañar el proceso electoral. Nuestra delegación visitó las operaciones del partido Haqooq-e-Khalq (HKP), miembro de la IP, que está trastornando la base material de la inveterada política del clientelismo, en la que los partidos compran votos a la comunidad a través de «intermediarios» a quienes se paga para que actúen y sobornen en su nombre. El partido gestiona dos clínicas de salud gratuitas, cinco escuelas de formación profesional y varios centros públicos en la circunscripción obrera de Lahore a la que concurren, instituciones construidas en el transcurso del último año con la abrumadora participación de la comunidad obrera local.
Informaremos más sobre las elecciones en los próximos días, a medida que se confirmen los resultados.
Alto a los grupos de presión de Amazon
El 5 de febrero, eurodiputadxs de la Comisión de Empleo del Parlamento Europeo enviaron una carta oficial a la presidenta Roberta Metsola, instando a que se retiraran los distintivos de lobby de lxs representantes de la empresa, lo que les impediría el acceso a los pasillos del Parlamento.
Esto se produce tras el repetido intento de Amazon de eludir el escrutinio democrático. Amazon rechazó una invitación para participar en una audiencia, alegando que «no era un buen día para ellos». En 2021, Amazon ya se negó a declarar en una audiencia anterior. En diciembre del año pasado, también canceló la visita de una delegación del Parlamento Europeo a sus depósitos de Alemania y Polonia por motivos de cortesía.
La noticia se produce en un momento en que la semana que viene están previstas más huelgas en el Reino Unido contra Amazon por parte de lxs trabajadorxs de los depósitos.
Defendiendo a Harsh Mander
El 2 de febrero de 2024, la Oficina Central de Investigación de la India llevó a cabo redadas en la residencia de Harsh Mander, miembro de la IP, y en las oficinas del Centro de Estudios sobre la Equidad, instituto de investigación fundado por él. En una declaración urgente, más de 250 personalidades políticas de India condenaron el ataque a Mander como una «caza de brujas vengativa».
Mander, exfuncionario y activista por los derechos, ha sido objeto de intimidación por parte de múltiples organismos de investigación del gobierno indio, entre ellos la Oficina Central de Investigación, el Departamento del Impuesto sobre la Renta y la Dirección de Ejecución. A pesar de las reiteradas actuaciones policiales, aún no se ha presentado ninguna acusación concreta ante un tribunal.
En los últimos años, la Internacional Progresista ha alertado repetidamente sobre el avance de India hacia un «fascismo absoluto». En la actualidad, activistas de la sociedad civil siguen en prisión sin ser juzgadxs y la «Ley de Prevención de Actividades Ilegales«, concebida para frenar el terrorismo, se utiliza para encarcelar sistemáticamente a la disidencia. Los medios de comunicación y los grupos de la sociedad civil han sido objeto de una persistente guerra jurídica, bajo el pretexto de infracciones del impuesto sobre la renta y acusaciones de sedición.
Estos ataques antidemocráticos se intensificarán antes de las elecciones generales que se inaugurarán en abril de 2024. Hace menos de dos semanas, el primer ministro Narendra Modi lanzó su campaña de reelección con la inauguración de un nuevo templo hindú multimillonario en Ayodhya, sobre las ruinas de la mezquita Babri Masjid, escenario de uno de los disturbios antimusulmanes más oscuros de la historia de India.
El trabajo de Harsh Mander se opone directamente a la agenda de Modi. Fundó y dirige una campaña nacional llamada Karwan-e-Mohabbat o «Caravana del Amor», en solidaridad con las víctimas de los pogromos en India, que documenta y denuncia periódicamente casos en los que el gobierno en el poder fomenta la violencia por motivos religiosos, e intenta movilizar a la ciudadanía para combatir el discurso del odio. Su trabajo encarna no sólo una firme oposición al nacionalismo hindú, sino también un firme compromiso con la defensa de los derechos de las comunidades más marginadas del país.
Las protestas haitianas exigen la caída de Henry
Miles de haitianxs salieron a la calle esta semana en multitudinarias manifestaciones para exigir la dimisión del primer ministro inconstitucional Ariel Henry. Henry fue invitado a asumir el poder por los Estados Unidos y otros países occidentales tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2022.
Según un acuerdo de diciembre de 2022, debían haberse celebrado elecciones y haberse producido un traspaso de poder antes del 7 de febrero. Ese plazo ya ha pasado. El poder legislativo está vacío, ya que todos los mandatos de lxs senadores del país han expirado. Las elecciones previstas para 2019 y 2023 no han tenido lugar.
En lugar de respetar el deseo del pueblo haitiano de una transición democrática, Henry sigue impulsando un despliegue respaldado por los Estados Unidos y dirigido por agentes de policía kenianos para combatir a las bandas que han proliferado en el país.
Los sindicatos colombianos se manifiestan por la libertad
El jueves 8 de febrero, sindicatos y movimientos populares colombianos se movilizaron en la capital, Bogotá, y en ciudades de todo el país para defender el derecho de asociación y el gobierno popular del presidente Gustavo Petro. Las protestas son una respuesta a la «ruptura institucional» provocada por el fiscal general saliente, el derechista Francisco Barbosa, en su última semana en el cargo. Barbosa intentó derrocar al presidente Petro criminalizando la participación política de los sindicatos. Las fuerzas populares se unieron para exigir al Tribunal Supremo que eligiera a un nuevo fiscal general tras muchas semanas de retrasos.
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Foto: Wire
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