La próxima semana se cumplirán 75 años de la Nakba. La «catástrofe» que lo empezó todo. La expulsión violenta de más de 750 mil palestinos de sus hogares. La creación del Estado de Israel y el establecimiento de los cimientos de lo que vemos hoy.
A menos de una semana de la conmemoración, Israel vuelve a bombardear Gaza. La ronda de bombardeos más mortífera en menos de un año. Y la última ronda de ataques aéreos en… no sé cuánto tiempo. Es difícil llevar la cuenta.
Cada vez que Israel bombardea Gaza, me vienen a la mente muchas cosas: el asedio, el hecho de que más de 2 millones de personas vivan en una prisión al aire libre sin ningún lugar adonde ir, niños asesinados mientras duermen y descartados como «daños colaterales«, Israel bombardeando a civiles para anotarse puntos políticos, el mundo observando en silencio y complicidad, etc. etc. La lista continúa.
Hoy, mientras la última ronda de bombardeos hace estragos y nos inundan los rostros de niños inocentes asesinados, pienso no sólo en los últimos 16 años de trauma que los gazatíes han sufrido bajo el asedio, sino en los últimos 75 años. En la Nakba que ocurrió y en la que aún continúa.
La población de Gaza está formada en gran parte por refugiados: se calcula que el 70% de la población. Los descendientes de los que se vieron obligados a abandonar sus hogares en 1948, y que ahora vuelven a ser expulsados. Sus abuelos fueron expulsados de sus hogares a punta de pistola por las milicias sionistas. Hoy, sus nietos están siendo bombardeados fuera de sus hogares por esas mismas milicias, ahora las «Fuerzas de Defensa de Israel».
75 años de la misma historia, repitiéndose.
La Nakba en curso. النكبة المستمرة en árabe.
Es una idea, o mejor dicho, una realidad, de la que tanto se habla y se entiende en Palestina, pero que rara vez se reconoce en el mundo exterior y en los medios de comunicación. Después de todo, cuando el mundo sigue negando la Nakba de 1948, ¿cómo podría aceptar que la Nakba nunca terminó?
Pero si alguna vez hubo una prueba de que la Nakba continúa, de la continua catástrofe en la que viven los palestinos cada día, es todo lo que estamos presenciando en este momento.
Casi todos los días se produce una incursión del ejército israelí en Cisjordania, en la que mueren, son detenidos y heridos palestinos. En el actual territorio israelí, los ciudadanos palestinos, los que se quedaron, los que Israel no consiguió expulsar, están siendo linchados en la calle y asesinados a tiros mientras conducen.
Se están demoliendo escuelas, se está obligando a los palestinos a abandonar sus hogares, mediante bombas, decisiones judiciales y excavadoras. Se arrancan los árboles centenarios de los palestinos y se invaden sus lugares sagrados. Los prisioneros palestinos mueren de hambre en busca de libertad.
Mientras tanto, los asentamientos siguen creciendo, los colonos se vuelven más violentos, el Estado se vuelve más descaradamente transparente en sus objetivos: borrar y reemplazar. La misma estrategia de hace 75 años sigue vigente hoy en día.
La política de bombardear Gaza cada pocos años, cada pocos meses, no es sólo una estrategia política israelí. Va de la mano de los desalojos forzosos en Sheikh Jarrah y Masafer Yatta, las incursiones mortales en Yenín y Nablús, y los proyectos de desplazamiento en Naqab y Yaffa.
Todo ello forma parte de una historia más amplia. La gran historia israelí, impuesta a los palestinos en su propia tierra.
El hilo conductor que entreteje los acontecimientos cotidianos de los últimos 75 años. La Nakba continúa. La catástrofe continúa.
Autor: Yumna Patel
Traducción: Lizzette Vela
Foto: Heinrich Böll Foundation Palestine & Jordan / Wikimedia Commons
Recuerda suscribirte a nuestro boletín