Educación, ciencia y soberanía: Proinpa versus el bloqueo estadounidense

Lxs campesinxs del altiplano venezolano cuentan cómo han resistido colectivamente ante la crisis provocada por las sanciones.

Educación, ciencia y soberanía: Proinpa versus el bloqueo estadounidense

Autor: El Ciudadano México

En lo alto de los Andes venezolanos, el municipio de Mucuchíes alberga una iniciativa campesina que lucha por la producción agrícola sostenible. Productorxs Integralxs del Altiplano (Proinpa) es una organización ampliamente reconocida no sólo por sus semillas de papas de primera calidad, sino también por sus iniciativas científicas, como un laboratorio de biotecnología de última generación, un banco de germoplasma y, más recientemente, una planta de producción de semillas aeropónicas.

Uno de los secretos del éxito de Proinpa es su organización democrática y su énfasis en la educación. Fundada hace 24 años, la estructura de la organización tiene como máximo nivel de decisión una asamblea de productorxs asociadxs, lo que significa que son lxs propios productorxs quienes mandan. Estxs asociadxs son todxs campesinxs trabajadorxs, pero además han alcanzado altos niveles de educación formal. Muchxs tienen doctorados o maestrías, y todxs han pasado por procesos educativos centrados en la ciencia de la producción sostenible de alimentos.

La misión principal de Proinpa, la soberanía alimentaria, es de importancia estratégica para un país bajo asedio. La organización persigue este objetivo promoviendo la agroecología, la diversificación de cultivos, el desarrollo científico endógeno y una nueva organización social de la producción.

En la Parte I de esta serie, conocimos la historia de Proinpa , mientras que la Parte II  se centró en la ciencia y la producción de semillas. En la Parte III, profundizamos sobre las iniciativas educativas de Proinpa y el impacto de las sanciones estadounidenses en la producción y la vida.

Educación

Caroly Higuera: Proinpa ha estado comprometida con la educación desde sus inicios. Nuestra labor educativa comenzó en 1999 con la escuela secundaria nocturna que organizamos en Mucuchíes. La idea era crear un espacio de aprendizaje para lxs productorxs que no habían tenido la oportunidad de graduarse. El tema era la agroecología. Más de 150 personas obtuvieron el título de técnicx medix en agroecología. Hoy, la mayoría de ellxs son líderxs comunitarixs y muchxs de ellxs son asociadxs de Proinpa.

Sin embargo, la labor educativa de Proinpa no se limita al programa de bachillerato agroecológico nocturno [1999-2014]. Para nosotrxs, la educación y la formación son una constante. Muchxs asociadxs de PROINPA llegaron a obtener títulos universitarios, algunxs de nosotrxs tenemos doctorados y otros tienen maestrías. Esto es un activo para la organización.

Pero eso no es todo. Aunque sabemos que la formación académica es muy importante, también consideramos que el conocimiento de lxs campesinxs -ese conocimiento que se transmite de generación en generación- es igual de importante. Por eso trabajamos conscientemente para preservar el conocimiento y las prácticas campesinas. El mundo da la espalda a lxs productorxs del campo. Nosotros, en cambio, lxs iluminamos.

Rafael Romero: De lxs que terminaron la carrera de agroecología en el bachillerato nocturno, 47 pasaron a estudiar en la Universidad Simón Rodríguez [Unesr]. Esa universidad tiene un programa que prepara a lxs estudiantxs para ser profesorxs a la vez que estudian agroecología.

Caroly Higuera: Las iniciativas educativas de Proinpa van más allá del bachillerato nocturno. Por un lado, tratamos cada asamblea mensual como un espacio de aprendizaje, ya que en ella nuestrxs asociadxs se turnan para dar cuenta del trabajo que estamos realizando, y todo está sobre la mesa para el debate. También organizamos talleres formales sobre temas específicos como invernaderos, fertilizantes alternativos, cuidado de las semillas, entre otros.

Vladimir Balza: Proinpa es un espacio para organizar la producción de una manera nueva, pero también es una escuela. Algunos de nuestros espacios de aprendizaje son formales, otros informales; algunos requieren sentarse en un aula, otros ir a un campo y hacer humus de lombriz. Muchos momentos de enseñanza y aprendizaje surgen hablando con compañerxs productorxs asociadxs que tienen mucha experiencia.

Aquí hay un dicho que reza así: Nunca te irás a dormir sin haber aprendido algo. No sé si siempre es cierto, pero en Proinpa siempre me voy a la cama habiendo aprendido al menos dos cosas nuevas.

Any Mora Castillo: Hace años que terminé el bachillerato nocturno. De familia pobre, tuve que empezar a trabajar muy joven. El bachillerato nocturno era mi única opción. Allí aprendí muchísimo. Luego estudié en la Unesr, donde me licencié en educación, con especialización en agroecología. Luego pasé a trabajar en nuestro laboratorio de biotecnología Cebisa, que empezó a funcionar en una sala de 40 metros cuadrados en las instalaciones del instituto nocturno.

Desde entonces, hemos trasladado nuestros laboratorios a nuestra ubicación actual, donde seguimos aprendiendo cada día. Como dicen algunxs de mis colegas ¡Producimos ciencia para lxs productorxs!

Jesús Argenis Suescun Monsalves: Vengo de una familia campesina. Nací con problemas de visión. Eso dificultaba mucho los estudios. Dejé la escuela y empecé a trabajar en el campo a una edad temprana.

Con el tiempo, conocí a la gente de Proinpa que promovía el programa de agroecología en la escuela secundaria nocturna. Me animaron a seguir estudiando, y así lo hice. Terminé el bachillerato y me matriculé en la Unesr. De allí pasé a ser profesor y, finalmente, cerré el círculo y volví a Proinpa .

Resulta que mi vista no me impedía estudiar. Lo único que necesitaba era una comunidad que me apoyara, y eso es lo que conseguí de los fundadores de Proinpa . Hoy, estudiar y resolver problemas es mi pasión. Por eso me llaman «El Científico».

Néstor Monsalve Gil: Conocí Proinpa a través del trabajo que realizaban en el instituto nocturno donde estudiaba. Allí aprendí los fundamentos de la agroecología de una forma que podía aplicar en la finca de mi familia.

Poco después de graduarme me convertí en asociado de Proinpa . Esto me ha permitido seguir adelante y he continuado adquiriendo conocimientos a lo largo de los años: he aprendido sobre el cuidado de las semillas, su multiplicación y, quizás lo más importante, sobre la necesidad de superar nuestra dependencia de las semillas extranjeras. Llevo 16 años como asociadx de Proinpa y sigo aprendiendo.

Creo que el compromiso de Proinpa con la ciencia y la educación es clave para garantizar la producción soberana de semillas. Sé que es posible que Venezuela lo logre porque lxs productorxs de Proinpa ya son soberanxs con respecto a la semilla de papas y los demás alimentos que cultivamos.

Impacto del bloqueo

Johny de Jesús Ramírez Lobo: Para nosotros es muy fácil medir el impacto del bloqueo. Aquí, en la zona, la producción cayó un 45%. Creo que las cifras hablan por sí solas.

Una de las razones por las que el bloqueo fue un golpe tan duro para la producción es que disparó la inflación. El costo de producción ha subido porque tenemos que comprar el combustible en el mercado paralelo a precios muy altos y los insumos agrícolas son muy caros. Todo esto eleva el precio de nuestra producción. Eso significa que cuando nuestros productos llegan al mercado, es difícil venderlos porque la gente no tiene mucho dinero.

Ahora asistimos a un pequeño aumento de la demanda, pero es incipiente y precario. Sin embargo, el hecho de que estemos organizados nos hace más resilientes.

José Aurelio Albarran Rangel: En el municipio de Rangel [que incluye a Mucuchíes], la superficie cultivada era de unas 13.000 hectáreas. Nuestra mejor estimación es que ahora la superficie realmente productiva es de unas 7.000 hectáreas. No es de extrañar, porque los costes de producción se han disparado: una hectárea de papas cuesta unos 10.000 dólares por adelantado, mientras que una hectárea de ajos cuesta unos 17.000 dólares. Es obvio que muchxs campesinxs no pueden permitírselo, por lo que reducen su producción.

En todo esto, el problema son lxs intermediarixs, que se aprovechan de la situación. Como lxs campesinxs no tienen forma de llevar sus productos al mercado, lxs intermediarixs han creado un monopolio: compran barato a lxs productorxs y aplican un enorme sobreprecio en el otro extremo. Es un círculo vicioso que hay que atajar de inmediato porque tiene consecuencias terribles tanto económicas como sociales.

Tengo dos hijas. Una de ellas emigró y la otra está en el instituto, pero también está pensando en abandonar el país. Las dos son brillantes y la mayor es profesional, así que estoy siendo testigo de la «fuga de cerebros» que sufre el país en mi propia casa.

Los hombres jóvenes también emigran porque no hay trabajo en el campo. Antes, como jornaleros, los jóvenes podían ganarse la vida. Ahora, con la reducción de la producción, las granjas no buscan trabajadores. Es triste ver cómo los jóvenes se marchan a Colombia, Ecuador, Perú o Bolivia para trabajar como peones.

Caroly Higuera: Lxs productorxs tenemos un problema principal: conseguir diésel y gasolina. La escasez persiste desde hace años. La gasolina llega aquí más o menos una vez a la semana a una de las gasolineras, y las colas son de muchos kilómetros. Hay un mercado negro de diésel y gasolina, pero los precios son desorbitados y la mayoría de nosotrxs no nos lo podemos permitir.

Aunque a menudo aramos con bueyes, ¿cómo llevamos los insumos a la finca o la producción al mercado sin gasolina? A menudo no podemos. Por eso la producción ha bajado mucho.

Hay otra razón que explica la caída de la producción en todo el país: el acceso a los insumos. En los primeros días de la crisis, los insumos escasearon mucho, pero acabaron reapareciendo. Sin embargo, ahora los precios son muy altos y están dolarizados. No obstante, aquí tenemos una ventaja: en PROINPA producimos nuestras propias semillas y el Colectivo Piedra Mubay [más información sobre esta iniciativa en la parte IV], una organización de base que proporciona suministros agroecológicos, puede proporcionar insumos, aunque a menor escala.

Rafael Romero: El bloqueo nos hizo comprender que somos extremadamente vulnerables porque un porcentaje muy alto de la producción agrícola del país depende de semillas e insumos importados. Este problema, sin embargo, no es exclusivo de Venezuela. Hay un reducido número de corporaciones productoras de semillas e insumos, lideradas por Monsanto, que controlan la mayor parte del mercado a nivel mundial. No obstante, la dependencia de Venezuela es más grave debido a nuestra maldición petrolera de 100 años.

Aunque los fondos estatales han disminuido, ha llegado el momento de invertir algunos recursos en laboratorios biotecnológicos –o mejor dicho, en investigación científica endógena– para que nuestro país pueda realmente alimentarse. Esta debería ser una de las principales lecciones aprendidas de la catástrofe que ha sido el bloqueo para tantxs.

Irene Sánchez Méndez: El bloqueo fue un golpe para la producción. De hecho, hubo un momento en que la producción para el mercado prácticamente se redujo a cero.

El enemigo imperialista sabía cómo hacernos daño, pero poco a poco la gente encontró formas de sobrevivir. Mientras algunxs abandonaban el país –lo que es muy doloroso para nosotrxs–, otrxs se dedicaban a la agricultura de subsistencia: producían para su familia e intercambiaban parte de lo que cultivaban con sus vecinxs. Al hacerlo, también asistimos a la reactivación de las redes de solidaridad. ¡Ellos [los imperialistas] no podrán arrebatarnos nuestra humanidad!

Edelmira del Carmen Rivas Díaz: El impacto del bloqueo ha sido tanto económico como social. Durante lo peor de la crisis, la comuna [Comuna El Paso de Bolívar 1813, que incluye la región de Mucuchíes] estuvo inactiva porque estábamos en modo de supervivencia. Hemos sufrido de todo, desde escasez de alimentos y combustible hasta migración, desde lxs niñxs que pierden el acceso a las escuelas hasta familiares que mueren debido a la escasez de medicinas, pasando por suicidios de padres que no pueden alimentar a sus hijxs. La situación ha sido trágica.

Soy profesora, y en mi escuela rural hemos pasado de 120 a 75 niños. ¿Por qué? Es difícil llegar a la escuela, los almuerzos escolares son pobres y hay menos profesorxs porque han emigrado o trabajan en otro sitio para llegar a fin de mes. Sin embargo, estoy comprometida con la enseñanza y seguiré haciéndolo. Creo en este país. ¡Quiero verlo levantarse de nuevo, y una juventud analfabeta que busca opciones en otra parte no puede reconstruir el país!

Jesús (Lalo) Rivas Gil: Bolívar dijo: «Nos han dominado más por la ignorancia que por la fuerza». Tenía razón. Muchxs campesinxs no entienden que lo que estamos viviendo es una calamidad provocada por el hombre; son la oposición y sus jefes estadounidenses los que provocaron el bloqueo. Creo que es importante entender esto y actuar en consecuencia. No importa si eres chavista o no. Si eres venezolano, tienes que estar con tu pueblo.

Soluciones

Irene Sánchez Méndez: La organización es clave para mantenernos vivos. En eso, tenemos una gran ventaja aquí en las tierras altas: Proinpa . La organización distribuye semillas y eso ha permitido a muchxs campesinxs seguir trabajando, aunque produciendo mucho menos que antes.

Antes, las semillas de papas venían del extranjero, y a menudo venían infectadas. En cambio, nuestras semillas son mucho más sanas y menos dependientes de los insumos caros –y tóxicos– que venden las empresas. Ahora todo el mundo es consciente de lo importante que son iniciativas como PROINPA.

Pero Proinpa es también una escuela. En ella aprendimos a producir nuestros propios fertilizantes. También aprendimos por qué las prácticas de nuestrxs abuelxs -desde la rotación de cultivos hasta la diversificación- son tan importantes para mantenernos y gozar de buena salud. Por eso las cosas no están tan mal aquí como en otras partes.

Pero más allá de Proinpa , creo que la solución más importante a la crisis provocada por las sanciones estadounidenses es la organización y, más concretamente, la comuna. Chávez decía que no teníamos otra opción, que la única manera de superar las hondas y flechas del capitalismo es con la comuna. Creo que tenía razón: ¡el pueblo a cargo de su propio destino es el único camino!

José Orlando Parra: Las viejas prácticas están regresando en el contexto del bloqueo. Cuando yo tenía 10 años, todos los campos se araban con bueyes. Más tarde, aunque la práctica no desapareció, muchas yuntas [de bueyes] fueron sustituidas por tractores.

Hoy, sin embargo, los repuestos se han encarecido mucho y apenas hay combustible, así que hemos vuelto a utilizar bueyes. Las yuntas tienen dos ventajas: no necesitan combustible y son menos dañinas para la tierra porque sólo alteran la capa superficial. Esto es mucho más sostenible para el tipo de suelo que tenemos en las tierras altas.

Gerardo (Lalo) Rivas Gil: Creo que lxs campesinxs, cuando nos organizamos, podemos elaborar una hoja de ruta para resolver los problemas que afrontamos… ¡pero no podemos hacerlo solxs! El Estado tiene que escuchar a las fuerzas vitales del poder popular y tiene que actuar.

Más allá de las cuotas estatales de combustible y de las alternativas a los intermediarios, como los incipientes Circuitos Productivos Comunales, lxs productorxs necesitan líneas de crédito para devolver la producción a sus niveles anteriores. El costo por hectárea es demasiado alto, por lo que la producción sigue disminuyendo. Ojo, no pedimos dinero gratis, sino créditos. Sé que si se facilitan créditos a los pequeñxs y medianxs productorxs de Venezuela, los resultados serán evidentes en pocos meses.

Por último, en cuanto a la producción de papas, hay que aplicar una política proteccionista. Las papas colombianas inundan el mercado venezolano. Por supuesto, no tenemos nada en contra de los campesinxs colombianxs, son nuestrxs hermanxs. Sin embargo, para que nuestro país sea realmente soberano, necesitamos proteger la producción venezolana.

Marisol Montilla: El bloqueo nos ha hecho comprometernos aún más con nuestro país. Ahora, estamos explorando nuevas formas de aumentar la producción de semillas y experimentando con diferentes variedades.

En cualquier caso, si alguien tenía alguna duda sobre nuestro trabajo en Proinpa , ahora está claro que la organización puede ofrecer muchas soluciones a los numerosos problemas que enfrentan lxs campesinxs. Y no se trata sólo de semillas, sino de formas alternativas de producir que nos sacan del circuito corporativo. Está claro que Proinpa va por buen camino.

Soberanía

Rafael Romero: Creemos que la ciencia y la tecnología son necesarias para que alcancemos la soberanía alimentaria, pero ambas tienen que desarrollarse racionalmente y estar centradas en la vida. Por ejemplo, los transgénicos no conducen a la soberanía, sino a la dependencia. Cuando digo que creemos en el uso de la ciencia y la tecnología para lograr la soberanía, lo digo en un sentido integral y como promotor de la Alianza Científico-Campesina: necesitamos la ciencia y la tecnología para el pueblo y no para unxs pocxs, quienes la pueden terminar monopolizando.

El bloqueo nos ha enseñado que somos un país altamente dependiente. Tomemos esta lección en serio y utilicémosla a nuestro favor. Construyamos redes para compartir lo que tenemos en términos de semillas y ciencia; trabajemos colectivamente; y exijamos el apoyo de las instituciones cuando sea necesario. La producción agrícola es estratégica para la nación.

Proinpa ha recibido apoyo del Ministerio de Ciencia y Tecnología y de otras instituciones, y esto ha sido realmente importante. Sin embargo, para que realmente se reactive la producción en todo el país, se necesita más organización, más trabajo y más apoyo.

Todo se reduce al amor a la patria y a la gente. ¡Creo que podemos conseguirlo!

Caroly Higuera: En estos tiempos de bloqueo, creo que podemos convertirnos en un modelo para otras organizaciones del país, ya sean cooperativas, comunas u otras organizaciones campesinas. Lo digo sin arrogancia: nuestros logros son colectivos y hemos tenido el privilegio de contar con el apoyo de varias instituciones.

En CEBISA [laboratorio de biotecnología de Proinpa], por ejemplo, seguimos adelante incluso en los peores momentos. Es cierto que encontramos obstáculos porque no podíamos adquirir ciertos implementos de laboratorio que vienen del extranjero, pero hemos encontrado alternativas.

Any Mora Castillo: Proinpa demuestra que podemos ser verdaderamente independientes y romper las cadenas de la dependencia con ciencia y organización. Esto significa que la ciencia para la gente –el tipo de ciencia que ocurre cuando los que llevan batas de laboratorio viven entre lxs productorxs– es la solución. Nuestra experiencia lo demuestra: hemos sido capaces de seguir entregando semillas sanas a lxs productorxs incluso en estos tiempos difíciles.

Gerardo (Lalo) Rivas Gil: Proinpa nos ayuda a romper con el mercado capitalista de semillas, que conduce necesariamente a la dependencia y la pobreza. Al aplicar nuestra propia ciencia y tecnología a la producción, rompemos con los dictados del mercado y podemos satisfacer mejor las necesidades del pueblo. Cuando la ciencia y la tecnología se ponen al servicio del pueblo, yo lo llamo soberanía.

Ese es uno de nuestros puntos fuertes, pero el otro es la organización. Nos hemos dedicado a este empeño durante más de 24 años, invirtiendo trabajo duro, persistencia, paciencia y sacrificio. La experiencia demuestra que nuestra organización democrática, con sus asambleas mensuales, constituye un modelo sólido.

Sin embargo, necesitamos aumentar su tamaño, porque cuando hablamos de soberanía, hablamos de todo un país que rompe con la dependencia, no sólo de un hermoso altiplano en los Andes que produce un gran número de papas saludables. Por eso nos asociamos con Codecyt [Corporación para el Desarrollo Científico y Tecnológico] para trabajar con campesinxs de 18 estados, llevando semillas de papas y prestando un apoyo integral. Es un paso importante hacia la soberanía.

Jesús Argenis Suescun Monsalves: El modelo de Proinpa no es complejo: somos una asociación de personas que quieren producir, y nos unimos con objetivos compartidos. Algunos son técnicxs de laboratorio e investigadorxs, otrxs trabajan en el campo, otrxs hacen las dos cosas, pero aquí todxs somos iguales. Esto significa que cualquier grupo de campesinxs podría reproducir ese modelo. Podrían, como nosotrxs, unir fuerzas para cultivar más alimentos para el pueblo. ¡Eso es lo que necesita nuestro país!

Alonso Trejo: La soberanía consiste en que un país pueda determinar su futuro sin intervención extranjera. El imperialismo estadounidense está decidido a destruir nuestra revolución porque Chávez intentó hacer de Venezuela un país independiente y socialista.

En este hermoso altiplano, estamos decididxs a asegurarnos de que el sueño de Chávez no desaparezca. Nuestra contribución aquí es trabajar duro para que seamos soberanos en materia de semillas. Al hacerlo, también estamos demostrando que la soberanía no es una quimera: ¡soberanía es lo que estamos construyendo ahora en Proinpa!

Foto: Wire

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