En el distrito 11 de París, el Colectivo Juvenil de Belleville Park ha ocupado la Maison des Metallos en señal de protesta contra el traslado de personas sin hogar incitado por los Juegos Olímpicos.
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En el centro del distrito 11 de París, una zona de moda conocida por sus multitudes de jóvenes y sus dinámicos bares, se encuentra la Maison des Metallos. Un escudo de bronce en forma de lira se sitúa sobre las elevadas puertas de metal de la fábrica que data del siglo XIX. La Casa de los Trabajadores del Acero es un centro de presentaciones artísticas perteneciente a la ciudad. Desde abril, su fachada se ha visto cubierta de pancartas y carteles.
En medio de la nueva y brillante infraestructura que la ciudad ha construido antes de los Juegos Olímpicos, que comienzan en julio, los eslóganes de la Casa de los Trabajadores del Acero traen consigo una clara sensación de mayo del 68, una especie de protesta semipermanente. «La situación es crítica», se lee en una pancarta. «Sin vivienda, no hay Juegos Olímpicos. Nos quedamos en París».
La Maison des Metallos, que en su día fue una fábrica de instrumentos musicales de metal y más tarde el punto de encuentro del sindicato de trabajadores metalúrgicos de Francia, es un símbolo de la rápida desaparición de la clase obrera de la ciudad que, como antiguo centro manufacturero, se ha industrializado, convirtiéndose posiblemente en la capital mundial de los artículos de lujo. Ahora en su séptima semana de ocupación, la Maison es actualmente el hogar del Collectif des Jeunes du Parc de Belleville, o el Colectivo Juvenil del Parque de Belleville.
Niñxs perdidxs
El grupo se fundó el pasado verano por unos 20 niñxs migrantes no acompañados que vivían en un campamento en Belleville Park para ayudarse mutuamente frente a la acción violenta de la policía; desde entonces, ha crecido a más de 170 niñxs. Con la aprobación pública de los empleados del centro (una de las razones por las que el colectivo se dirigió al edificio después de ser desalojado fue porque esperaban apoyo previo), el colectivo ocupó la Maison el 6 de abril después de que la policía los desalojara del campamento, como han hecho repetidamente desde octubre del año pasado.
Si bien la Maison se ha convertido en un refugio para estxs niñxs, la ocupación no resulta de buen gusto. Lxs ocupas tienen muy pocos colchones entre ellos, y diariamente suben pedidos de comida y otros suministros en sus canales de redes sociales. Su única tetera se ha roto hace poco y pidieron al vecindario si alguien les donaba alguna.
Unx de los ocupantes, que pidió permanecer en el anonimato, le dijo a Novara Media que al colectivo le habría gustado acoger la programación cultural que la Maison suele ofrecer regularmente, pero Alice Vivier, la directora del centro, rechazó la proposición.
Hasta hace poco, la ocupación se ha tolerado a regañadientes por los dirigentes de la ciudad. Sin embargo, los vecinos locales les han recibido con los brazos abiertos, quienes se han unido al grupo en protestas recurrentes contra los Juegos Olímpicos y los desalojos masivos que los han acompañado, tanto fuera de la Maison como en toda la ciudad. Pero el colectivo no es ingenuo, sabe que se encuentra en una delicada posición y que, dado el infame trato de la policía hacia los migrantes, siempre hay posibilidad de conflicto.
El grupo ha calificado el desalojo del campamento como parte de un esfuerzo orquestado por la región de Île-de-France y el gobierno nacional, para eliminar todo rastro de personas sin hogar antes de los Juegos Olímpicos, algo que han acelerado, pero que estaba sucediendo mucho antes de que los juegos llegaran a la ciudad.
Condé, que pidió que solo usáramos su nombre de pila, llegó a Francia por su cuenta desde Guinea a principios de este año. «He estado durmiendo a la intemperie desde marzo, y la policía me ha estado empujando de un campamento a otro», dijo a Novara Media. «Sabemos que los preparativos de los juegos nos afectarán, y ya nos están afectando. Me preocupa que intenten expulsarnos de la ciudad». Para Condé, la ocupación no es solo una declaración política, es uno de los únicos lugares en los que se siente seguro.
Los Juegos Olímpicos adentro, lxs sin hogar fuera
En virtud de una nueva ley aprobada por el Parlamento francés en abril del año pasado, Francia ha visto como a casi 2000 de sus personas sin hogar, cuya mayoría procede de población inmigrante de París, se las ha expulsado de la capital a diez centros de alojamiento temporal de todo el país.
Según Georges Bos, director del centro para migrantes de la delegación gubernamental para la vivienda, la ley no tiene nada que ver con los Juegos Olímpicos. Grupos de activistas como el Colectivo Belleville, así como 60 organizaciones nacionales, entre ellas Médicos del Mundo y Emaús Francia, no están de acuerdo: insisten en que se trata de un intento de limpiar la ciudad a tiempo para el verano.
Condé y la mayoría de los jóvenes que componen el colectivo se encuentran en un extraño vacío legal. A su llegada a Francia, la mayoría de ellos no fueron reconocidos como menores por las autoridades judiciales de la región. A Condé le dijeron que no habría podido llegar a Francia por su cuenta si realmente tuviera 16 años. No clasificar legalmente como menor dentro del sistema de asilo supone no poder acceder a la vivienda o a la educación.
«Estas tácticas son parte de la postura más amplia del gobierno sobre la inmigración, que es opresiva y racista», dijo la organizadora de migrantes Kahina Guelamine-Richard y portavoz del Colectivo Belleville en una protesta en mayo frente a la junta de educación parisina. «Francia ha estado en una misión para cortar el acceso general a los recursos para los inmigrantes” dijo Kahina, (en diciembre, Francia aprobó un proyecto de ley de inmigración descrito por grupos de derechos humanos franceses como «el proyecto de ley más regresivo de los últimos 40 años para los derechos y condiciones de vida de los extranjeros»).
«En vísperas de los Juegos Olímpicos», continuó Kahina, «el brazo represivo del Estado nunca ha sido tan poderoso, pero la voluntad de hacer desaparecer a estas personas no se debe solo a los juegos […] Son simplemente una excusa perfecta para que la policía reclame más fondos y pueda expulsar a la gente rápidamente».
Aunque originalmente fuera fundado para apoyarse contra la opresión policial, el Colectivo Belleville ha llegado a liderar la carga contra los Juegos Olímpicos. Hay otros entre ellos, como Saccage2024 (Destrucción2024) que como colectivo de residentes y asociaciones de París y Saint-Denis que se organizan contra lo que denominan una «destrucción duradera de la ciudad», a pesar de que el Colectivo Belleville ha notado que las acciones policiales contra las personas sin hogar han aumentado drásticamente en los últimos meses.
«Antes de los preparativos para los Juegos Olímpicos, la policía desalojaba los campamentos de personas sin hogar una vez al mes», dijo Kahina a Novara Media. «Ahora, es al menos una vez a la semana».
Una máquina de desigualdad
El académico y ex futbolista profesional estadounidense Jules Boykoff, especialista en la política de los Juegos Olímpicos, en declaraciones para Novara Media, no se sorprendió por el aumento de la acción policial contra las personas sin hogar en París. «Los Juegos Olímpicos son una máquina de desigualdad y tienden a intensificar los problemas ya existentes en una ciudad».
Añade que la gente de todo el mundo está empezando a darse cuenta de que los Juegos Olímpicos traen consigo tantos problemas como beneficios «desde el gasto excesivo hasta la gentrificación, la militarización del espacio público, así como el lavado verde y la corrupción».
«Ya sea la gentrificación, la vivienda y la falta de ella, o la vigilancia policial, es normal que los grupos de activistas locales se den cuenta de que los Juegos Olímpicos aumentan todos estos problemas», dijo.
En Londres, donde Boykoff estudiaba los efectos de los juegos de 2012, la nueva infraestructura deportiva aumentó la velocidad de la gentrificación y desplazó a comunidades enteras.
«Siempre me hace gracia como, 12 años después, la gente mira hacia atrás a Londres como una especie de historia de éxito», dijo. «Hubo un desplazamiento de personas en Clays Lane estate en Newham, en el que 450 personas fueron desplazadas por la fuerza para que fuera demolida. Ese distrito también fue testigo de una increíble gentrificación, incluso durante el tiempo que vivía en Londres».
Boykoff señala que si bien los Juegos Olímpicos son ligeramente más populares en París, donde el 24 por ciento de la población está entusiasmada con ellos, en Tokio, más del 80 por ciento de la población se oponía a albergarlos. Sin embargo, los niveles de entusiasmo aún siguen siendo muy bajos.
«A pesar de que son tremendamente populares en el imaginario general de todo el mundo, rara vez lo son en las ciudades anfitrionas reales», dijo. Sería difícil encontrar un solo parisino que esté entusiasmado con los juegos.
El activista de Saccage2024, Noah Farjon, de 24 años, dijo a Novara Media que, especialmente para los jóvenes, los Juegos Olímpicos se han convertido en otro símbolo de la política neoliberal de Macron, similar a su plan de reforma de la jubilación que enardeció al país durante meses de la pasada primavera.
Pero según Boykoff, los Juegos no solo afectan a las ciudades a corto plazo, sino que también sirven para reforzar las dinámicas ya existentes. «Son un ejercicio de economía de goteo», dijo, «donde algunas clases se benefician y otras no».
«El Comité Olímpico Internacional es la infraestructura deportiva más omnipresente, pero menos responsable del mundo», continuó. «Debido a eso, han sido capaces de pisotear a las comunidades locales, extraer enormes cantidades de riqueza y luego no distribuirla ni a los atletas, ni a la ciudad anfitriona».
Esta es una de las cosas que motivan a Farjón y sus compañeros. «No queremos que los fondos públicos, de nuestros impuestos, vayan a parar a las empresas de seguridad privada ni a las constructoras».
Por ejemplo, Farjon duda de que el Centro Acuático —que se está construyendo en el suburbio de clase trabajadora de Saint-Denis con un coste de más de 170 millones de euros y contando— sea utilizado por los vecinos después de este verano. «Sabemos muy bien que una entrada a la piscina costará una fortuna y nadie podrá permitírselo», dijo.
NOlympics
Junto a los grupos parisinos trabaja NOlympics LA, un grupo que lleva desde 2017 construyendo una resistencia frente los Juegos de Los Ángeles 2028; en 2021, el grupo organizó la primera cumbre mundial contra los Juegos Olímpicos en Tokio.
Uno de los organizadores del grupo, Eric Sheehan, dijo a Novara Media que la colaboración transfronteriza era esencial para enfrentarse de manera efectiva al Comité Olímpico Internacional, el organismo a cargo de organizar los Juegos.
«Nuestro propio alcalde y jefe de policía se reunirán con las autoridades parisinas», dijo Sheehan, «por lo que estamos respondiendo de la misma manera y monitoreando todo lo que esté sucediendo allí también».
Mientras tanto, en París, a manera que Macron se prepara para su inmersión performativa en el Sena y Airbnb invita a los residentes a «Hospedar al Mundo», la mayoría de los parisinos se están preparando para una experiencia sintomática de los Juegos Olímpicos: descontento, desplazamiento y resistencia.
El viernes, representantes de la ciudad colocaron 12 avisos de desalojo en el exterior de la Maison, nombrando a varios organizadores del Colectivo Belleville y a todos los «ocupantes sin estatus», refiriéndose a lxs niñxs migrantes que actualmente permanecen sin clasificar por el sistema francés de inmigración. El grupo organizó una protesta espontánea el sábado contra esta acción, a la que asistieron más de un centenar de vecinos. El grupo planea continuar con su ocupación.
«Esto me enfurece», dijo Condé sobre los avisos de desalojo. «Me preocupa que los juegos nos impidan obtener la ayuda que necesitamos. Solo pedimos que escuchen nuestras preocupaciones y nos ayuden a ser reconocidos como menores de edad».
Christophe Domec es un periodista freelance con sede en Londres y París.
Autor/a: Christophe Domec
Traducción: Alejandro Molina, Fabian Aruquipa, ProZ Pro Bono
Foto: Especial
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